Aportes de la Historia

Notas dispersas sobre Historia

Agricultura y ganadería en el Chile colonial (siglos XVII y SXVIII) por Diana Duart y Carlos Van Hauvart

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Agricultura y ganadería en el Chile colonial (sigoos XVII y SXVIII)

por Diana A. Duart CEHis-FH-UNMdP y Carlos A. Van Hauvart CEHis-FH- CNAUI-UNMdP.

El presente texto aborda ideas de los historiadores Arnold J. Bauer y Armando de Ramon

La agricultura y la ganadería en el Chile colonial merecen ser explicadas, en primer lugar como punto de comparación con otras áreas hispanoamericanas o con distintas experiencias coloniales que los distintos estados europeos practicaron y que nos permitirán ver similitudes y diferencias.
La tenencia de la tierra, la mano de obra, las unidades productivas, los espacios que abarcaron y los mercados que abastecieron servirán para tener un panorama inicial.
No es propósito de estas líneas explicar cómo fue el proceso de conquista y colonización por parte de los castellanos de esta parte colindante con el Pacífico, sin embargo tengamos en cuenta la importancia sobre estos puntos.

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A mediados del siglo XVII las mejores unidades productivas denominadas estancias o haciendas junto a las chacras, se ubicaban entre Santiago y Valparaíso. Muchas de ellas estaban en un radio de 100 kilómetros de distancia de Santiago, con pequeñas y medianas extensiones. Pero a medida que nos alejamos hacia el sur, en Rancagua, se percibe la existencia de estancias de grandes extensiones.
Estas propiedades obtenidas por mercedes o por compra y venta entre particulares muestran un rasgo, el cual es, la concentración de las tierras productivas en manos de redes familiares beneficiadas por su posición dentro de la sociedad colonial chilena. Este movimiento hacia el Sur se acentuara durante los siglos XVIII y XIX.
La mano de obra utilizada para las faenas rurales agrícolas y ganaderas – durante los siglos XVII y XVIII- fue obtenida de las encomiendas que el Rey otorgaba a diferentes familias. Entonces te mostraremos una conclusión tentativa hecha por un historiador:

“… El poder económico estaba determinado por una mezcla de recursos: la cantidad de indios, junto con el tamaño, calidad y ubicación de la tierra (esto es su cercanía a Santiago o a la ruta exportadora hacia Valparaíso)…”. (1)

Esa combinación de tenencia de la tierra y control de la mano de obra, dio origen a un tipo social determinado de encomendero/estanciero. La característica principal es que los encomendados no recibían salario en metálico sino en comida y ropa. Durante los siglos XVII y XVIII, las encomiendas fueron disminuyendo y aparecieron otras formas de trabajo en las haciendas: los esclavos y los trabajadores libres, estos casi no recibirían metálico por su trabajo. Los estancieros recibían metálico por el producto de sus haciendas ejerciendo una economía monetaria, pero para adentro de sus estancias practicaban una economía natural al no abonar salarios en metálico.
Una de las actividades productivas de la estancia, como señalamos, era la ganadería. Un rasgo diferente con respecto al Rio de la Plata, es que en Buenos Aires y su hinterland se practicaban las vaquerías de los ganados cimarrones. En cambio, en el Chile central predomino la cría de ganado vacuno. Siendo un proceso muy complejo en donde se practicaba la trashumancia, esto significa como nos explica Bauer:

“…En un esquema usual de movimiento, por ejemplo, el ganado pastaba en las praderas costeras durante el invierno y primavera, y era luego trasladado a través del valle y hacia los pastos veraniegos de los Andes. Allí permanecía durante el verano y bajaba en otoño, cuando los animales eran seleccionados para cría o matanza…”. (2)

En este sistema los estancieros siempre estaban atentos a tener diferentes mercedes o adquirir tierras en las áreas del valle y la costa para poder ejercitar el sistema de trashumancia. Esta ganadería extensiva producía cuero, sebo y el charqui, al igual de lo que sucedía en el Río de la Plata.

Sin embargo un producto que conecto al Chile colonial con diferentes regiones del imperio español, fue el trigo. La siembra y cosecha de este cereal europeo se expandió para satisfacer la creciente demanda de su propio mercado interno y el de Perú. El historiador chileno Armando De Ramón nos habla de tres etapas:

“… El ciclo de las exportaciones de trigo al Perú reconoce tres etapas bien marcadas. La primera donde las políticas económicas, si así pueden llamarse, son similares a las que se habían implementado durante el siglo XVII a propósito del comercio del sebo y surgían de las desinteligencia entre las medidas de la autoridad y la ambición de los cosecheros, es decir, entre las necesidades del abasto interno del país y los intereses de los cosecheros y los navieros. En la segunda, que se extiende durante la primera mitad del siglo XVIII, el estilo predominante dependió de las contiendas entre las autoridades chilenas y peruanas a propósitos de medidas y políticas contradictorias, siendo los más frecuentes aquellos problemas derivados del diferente peso de la fanega en Valparaíso y en Lima, a favor por supuesto de los molineros de esta última, y también a la fijaciones de precios por las autoridades peruanas. La tercera, por último, que se extendió durante la segunda mitad del mismo siglo, estuvo caracterizada por un aumento constante de la producción y las exportaciones hacia el callao. En efecto, las exportaciones habían aumentado desde 19.142 fanegas en 1694 hasta 111.830 en 1750 y 248.524 en 1799 …”. (3)

Para finalizar debemos señalar el rol del crédito eclesiástico como medio de financiamiento para las inversiones necesarias en las estancias. El mismo se necesitaba para la compra de ganado e instalaciones o tierras. Los capitales de las Órdenes religiosas provenían de las dotes que pagaban las jóvenes que ingresaban como religiosas. Para generarnos una idea entre medidos del siglo XVII y principios del siglo XVIII se habían prestado en censo 486.268 pesos.

(1) Bauer, Arnold, J.; La Sociedad Rural Chilena, desde la conquista española a nuestros días, Editorial Andres Bello, Chile, 1994. p. 26.

(2) Bauer, Arnold, J.; op.cit.; p.31.

(3) de Ramon, Armando; Breve historia de Chile, desde la invasión incaica hasta nuestros días (1500-2000), Editorial Biblos, Buenos Aires, p.49

Nota aclaratoria sobre el mapa: Esta tomado de Wikipedia y es sobre un desarrollo frances del 1659.

Edición y corrección: Van Hauvart Duart, Maximiliano L. Estudiante de Letras. FH, UNMdP

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