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Steve McCurry, Las grandes fotografías, Editorial Oceano & Phaidon, Impreso en Italia, 2013. Pag.270.
Comentario introductorio
por Diana A. Duart CEHis-FH-UNMdP y Carlos A. Van Hauvart CEHis-FH- CNAUI-UNMdP.
Hoy Aportes pone a consideración de sus lectores un video propio sobre la obra de Steve McCurry. Las grandes fotografías, en donde se podrá observar una breve selección de fotos que componen este trabajo. El audio del locutor corresponde al prólogo, que, para esta obra hizo Anthony Bannon.
Sumamos además los textos de la contrapa, y el prólogo de Bannon antes mencionado. Conjuntamente transcribimos las descripciones que hacen los curadores sobre las imágenes seleccionadas para utilizar en el video, con el título, la explicación y la página donde se encuentra la imagen. Podemos coincidir con el texto explicativo que nos ofrecen, queda en el lector la crítica correspondiente. Los curadores decidieron no dar a conocer en que revistas y diarios fueron publicadas las tomas que ellos han seleccionados, aunque National Geographic ha sido el lugar central donde McCurry ha divulgado su trabajo.
Comentario de contratapa:
El fotógrafo norteamericano Steve McCurry es mundialmente reconocido como uno de los más grandes creadores de imágenes de la actualidad y ha sido merecedor de los premios más importantes de fotografía. Este libro es la muestra retrospectiva más completa de su trabajo y reúne sus más bellas y memorables imágenes tomadas a lo largo de 30 años. La destreza de McCurry para cruzar las fronteras lingüísticas y culturales y captar fugaces momentos de la experiencia humana es única; su mirada experta para la forma y el color, la figura y la simetría, nos ofrece una ventana hacia otros mundos. Impresos en tamaño natural, los retratos de McCurry tienen una extraordinaria inmediatez e impacto, mientras que los más pequeños detalles de sus espectaculares paisajes son claramente visibles en las dimensiones de una página. Retratos de niños, peregrinos y agricultores se muestran junto con las imágenes de templos antiguos, agitadas canes citadinas, dramáticos paisajes montañosos y tranquilas escenas de la vida diaria donde se aprecia a la gente en la pesca, el trabajo y la oración. Las imágenes se presentan en una secuencia sin interrupción para provocar una fuerte impresión y todas ellas están dispuestas a toda página o bien a doble página; asimismo, al final del libro se incluyen las fotografías en un tamaño pequeño acompañadas por sus respectivas descripciones para su fácil identificación.
Prólogo de Anthony Bannon:
Steve McCurry ha fotografiado a personas y lugares de todo el mundo durante tres décadas. Sus icónicas imágenes privilegian momentos extraídos del tiempo y han perdurado porque nos muestran lo que ha sido importante; nos introducen en su encuadre para, después, arrojarnos hacia lejanos lugares espirituales. A través de ellas, podemos empezar a comprender una cultura y su gente. La mayoría de las fotografías nos presentan a desconocidos, caras que se vislumbran al pasar y que se olvidan de inmediato. Algunas otras, por el contrario, nos recuerdan lo familiar, personas a las que uno debe saludar en la calle. Unas cuantas fotografías especiales son como nuestros seres queridos: conocemos sus rostros de memoria; nos provocan alegría y, posiblemente, tristeza; nos toman de la mano, y con frecuencia también por el alma. Representan un lugar y un tiempo, y con toda seguridad una idea. Son iconos. Alguna vez la palabra icono se refirió simplemente a una imagen, a cualquier imagen; con el tiempo, la palabra adquirió una connotación sagrada y ha sido usada para describir imágenes de santos o deidades veneradas, besadas y vistas a la luz de las velas y el humo del incienso. No obstante, en estos tiempos tan mundanos, debemos sugerirnos unos a otros aquellas imágenes que nos resultan extraordinarias. Estas son las imágenes que permanecerán con nosotros después de haber pasado la página o haber abandonado la galería. Los iconos de McCurry son creados en el regateo entre la imagen y el pensamiento, entre el objeto representado y la inteligencia del observador que lo acepta y configura; es muy difícil olvidar la luz, los ojos, la confianza o al niño que salsa a la vuelta de la esquina. Al inicio de su carrera, McCurry vio a una estudiante afgana en un campo de refugiados en Pakistán; de inmediato reconoció el evidente contraste entre su belleza y las circunstancias que la rodeaban y espero pacientemente a que la muchacha le diera permiso para tomar su fotografía. La imagen de la niña afgana se convirtió en el talismán de los retos de su nación y, desde entonces, McCurry ha prodigado miles de imágenes extraordinarias. Confiamos en su voz y su mirada para decirnos la verdad. McCurry es un narrador que cuenta historias sobre la condición humana; construye sus relatos como lo haría un hábil orador: centrado y claro. Es un eminente historiador de nuestros días y, a la vez, uno de nuestros artistas más destacados.
Anthony Bannon
Imágenes del video:
Muchacho corriendo, Jodhpur, India (2007) p.oo6
Al pie de la vasta Fortaleza de Mehranjarh, se encuentra la Ciudad Azul, un cerrado y laberintico tejido de casas al norte de Jodhpur. En la equilibrada intersección de tres planos de color-uno de ellos cubierto con huellas de manos de un intenso rojo-, la imagen palpita llena de energía mientras un niño corre fugazmente hacía el estrecho callejón. P.248
Procesión de Monjas, Rangún, Birmania (1994) p.008
Las imágenes se nos rebelan únicamente si tenemos paciencia. McCurry les preguntó a las hermanas si las podía acompañar en su diario recorrido por la ciudad. Las siguió por varios días hasta que, bajo una lluvia pertinaz y con un colorido edificio como fondo, capturo esta encantadora escena. P.248
Jugadores de ajedrez, Jodhpur, India (1996) p.010
Al visitar una ciudad, McCurry frecuentemente vagabundea sin un lugar o plan definido. Este acercamiento le permite estar atento a cualquier evento o escena fortuita. El resultado de estas andanzas es más que evidente en este encuentro con dos hombres que juegan ajedrez y una mujer que se aleja de la toma, enmarcado por las vívidas paredes azul aguamarina. P.248
Padre e hija en casa, Kamdesh, Afganistan (1992) p.012
Una de las más antiguas e inmediatas formas de arte popular es la impresión de la huella de la mano, una marca gráfica primordial que el propio McCurry ha documentado en América Central. En esta casa de Kamdesh los muros echo de paneles de madera estan cubiertos con serie de palmas toscamente impresas. Bajo ellas las miradas preocupadas de un padre y su hija denotan un silencioso pesar. P.248
Tres hombres, Jodhpur, India (1996) p.013
En el corazón de la vieja ciudad de Jodhpur se encuentra, el barrio medieval. El área es una red de pasillos cuyas paredes están pintadas de azul. Ahí, McCurry se topa con tres hombres trabajadores que toman un descanso de su jornada laboral. P.248
Hombre Rabari, Rajastan, India (2009) p.014
Tradicionalmente, los rabari fueron nómades: criaban ganado y cabras y se desplazaban con sus rebaños. No obstante, en el pasado reciente se han vuelto más sedentarios. P.248
Pastor, Rajastan, India (2009) p.016
Con su tradicional turbante rojo, este pastor rabari regresa a su casa con sus ovejas, cabras y vacas. Lleva un hacha al hombro que usara para cortar leña. La postura de sus dedos y la expresión de su cara denotan la naturaleza delicada de este hombre, no obstante la rudeza de su trabajo. P.248
Mujer con aretes de coral, Lhasa, Tibet (2000) p.020
Algunos de los trabajos más icónicos de McCurry son sus retratos más sencillos. Las miradas francas de los niños y de los ancianos muestran los diversos niveles de autoconciencia en el transcurrir de la vida: la curiosidad es reemplazada por la dulce sabiduría. En su tradicional vestido tibetano, esta mujer parece complacer a McCurry; su sonrisa rebela un fugaz momento de atención para el fotógrafo antes de seguir su camino. P.249
Peregrino del Kumbh Mela, Haridwar, India (1998) p.021
Kumbh Mela es una peregrinación religiosa hindú. En 1998, McCurry viajo a Haridwar, ciudad que albergará por vez primera el Kumbh Mela desde 1986. Mientras paseaba, diviso a este joven peregrino. A pesar de que el muchacho observa con curiosidad hacia la cámara, nos percatamos de que fueron los vívidos colores los que atraparon la mirada de McCurry. P.249
Tormenta de arena, Rajastan, India (1983) p.047
McCurry alguna vez dijo: “no debes preocuparte por lo que consideras que será tu `verdadero´destino. El trayecto tambien es importante”. Esta ciudad se puso de manifiesto cuando McCurry, al conducir por una carretera en Kajastan, India, fue detenido por una tormenta de arena y pudo capturar el momento en que una trabajadoras se protegían entre ellas del asfixiante polvo. P251
Fuerzas de seguridad fronteriza montan en camello, cerca de la frontera pakistaní, India, (1996) p.51
En un territorio virtualmente intransitable en auto, el camello todavía resulta el mejor medio de transporte. Los camellos permiten a los soldados patrullar con relativa facilidad la zona fronteriza entre India y Pakistán. Es una imagen que ha permanecido prácticamente inalterable desde la formación del ejército Indio en 1947. (p.251)
Agricultores camino a casa, Bamiyán, Afganistán (2006) p.58
Esta imagen puede dividirse en cuatro franjas. En la parte superior apreciamos los inmensos picos nevados del Hindu Kush. En seguida, se encuentran las erosionadas laderas de las colinas bajas. Debajo tenemos las casas de los campesinos. Finalmente, dirigiéndose a casa después de un largo día en los campos, los propios agricultores aparecen bañados por la dorada luz de la puesta del sol. (p.252)
Mujer en un campo anegado, Java, Indonesia (1983) p.063
Después del monzón, esta mujer indonesia intenta salvar sus plantas de arroz. Con la tierra ennegrecida y compactada por la retirada de las aguas de la inundación y los árboles despojados de sus hojas, esta escena rebela una completa desolación. El esfuerzo de la mujer parece inútil, pero resulta esencial para la subsistencia de su familia. P.252
Feligreses, Peshawar, Paquistán (1984) p.64
En una escena que ha cambiado muy poco en cientos de años, orientados al oeste, hacia La Meca, estos hombres llevan a cabo su oración vespertina o salat al-magbrid.
Mientras cae la noche en la región, un cálido resplandor se esparce desde las montañas y el maestro del grupo imparte su clase. (p.252)
Taller de llantas, Kabul, Afganistán (2006) p.091
En una sociedad que hay una gran escasez de bienes, los productos de desecho son reciclados para darles una “segunda vida”. En este caso, un joven ha transformado las viejas llantas de un automóvil en cubetas. Con montones de hule apilados a su alrededor, el potencial para nuevas creaciones es infinita. (p.255)
Camellos y fuego, Kuwait (1991) p.106
Al advertir que su ejército iba en retirada de Kuwait, Saddam Hussein ordenó que fuesen detonados todos los campos de petroleros esparcido en el país. El resultado fue un desastre ecológico de proporciones incalculables. Los camellos huyen inútilmente de los incendios: pronto serán cubiertos por el petróleo que cae del cielo. (p.256)
Peregrina en una estupa (figura de contratapa), Amdo, Tibet, (2001) p.209
McCurry tomo la fotografía de esta devota mujer en una estupa “monumento funerario” en Amdo, Tibet. Impacta inténsamente el contraste de las capas de tela estampada en su atuendo; la mezcla de símbolos, motivos florales y sutiles tonos se distinguen de las brillantes y coloridas cuentas de su rosario. P.265
Manicomio, Kabul, Afganistán (1992) p.65
Muchos fotógrafos han tratado de retratar la angustia de los enfermos mentales. Frecuentemente, este tipo de trabajos se caracterizan por el deseo de representar la locura de manera dramática mediante técnicas formales tales como la imagen borrosa, la sobreexposición o los primeros planos muy pronunciados. Esta imagen de un interno en el manicomio de Kabul, el acercamiento de McCurry el paralizante aislamiento de la mayoría de los enfermos mentales. (p.252)
Edición y corrección: Van Hauvart Duart, Maximiliano L. Estudiante de Letras. FH, UNMdP.