Aportes de la Historia

Notas dispersas sobre Historia

Las prácticas mercantiles de los pulperos por Diana A. Duart y Carlos A. Van Hauvart.

Reservados todos los derechos. El contenido de esta introducción no puede ser reproducido ni todo ni en parte, ni transmitido ni recuperado por ningún sistema de información en ninguna forma ni por ningún medio. Sin el permiso previo del autor o la cita académica correspondiente.

D.N.D.A. Registro de autor 5.274.226

Pulperos y Pulperias de Buenos Aires 1740-1830 (I)

Carlos Mayo, Director

ISBN 937-9136-15-2

CAPÍTULO 4

Las practicas mercantiles de los pulperos. (II)

Diana A. Duart – Carlos Van Hauvart

Los testimonios de viajeros (1) y la opinion de las autoridades (2) de la época parecen ubicar a los pulperos, – como grupo social dedicado a la actividad mercantil minorista-, muy lejos de las consideraciones que Susan Socolow recogió para los comerciantes de Buenos Aires y el rol que desempeñaban dentro del sistema social, político y económico (3).

 Las practicas o estrategias mercantiles de aquellos fueron las que merecieron mayores críticas y sospechas por parte del Cabildo (4). La utilización de testamentos, sucesiones y tasaciones nos permitió reconstruir la situación económica que alcanzaron. Algunos – una minoría – de los pulperos fueron más afortunados que otros.

 Estas consideraciones nos Ilevan a pensar hasta qué punto las practicas mercantiles de este grupo fueron tal vez, también, estrategias de supervivencia en la mercantilizada ciudad de Buenos Aires a partir de la segunda mitad del siglo XVIII (5). Los pulperos, a pesar de sobrellevar una relación asimétrica con el poder, agudizaron su ingenio y a través de su actividad cotidiana demostraron que “…las relaciones informales de poder eran tan importantes como las prescritas…” (6)

 En los testamentos de los pulperos cada titular reconocía a sus deudores y acreedores – si los tenia -, a veces se mencionan ordenadamente en el mismo documento, pero en otras oportunidades el testador indica la existencia de aquellos en el libro de obligaciones (7), libro de apuntes (8), libro de caja (9) o libro de cuentas (10) . Estas distintas denominaciones hacen referencia al instrumento de registro contable que daba tanta notoriedad a los pulperos. Si bien la existencia de este tipo de registro es reconocida por sus titulares, no siempre pueden encontrarse junto con el corpus del testamento o sucesión. En nuestro caso hemos localizado tres libros de cuentas. Uno perteneciente a Francisco Sagastegui (1750 ) (11)  otro a Luis Cepiane (1776) (12) y el ultimo a Juan del Castillo (1789 ) (13)

 La lectura de estos libros nos permitió acceder al análisis de las estrategias mercantiles (el fiado, el crédito en metálico) y de las prácticas en los registros contables.

Los libros cuentas y los registros contables.

Suele suceder que cuando se inicia una investigación histórica ingresamos a la misma con una serie de lecturas previas, con un perfil teórico y metodológico. Pero también es cierto que cuando nos enfrentamos con los documentos se nos revelan ciertos factores que no habíamos considerado con anterioridad, aspectos cotidianos que tal vez no Ilegábamos a imaginar (14).

Otros autores (15) han hecho referencia a la forma en que los pulperos llevaban su contabilidad, especialmente la que los relacionaba con sus clientes. Cada libro de cuenta que hemos analizado es, ante todo, un documento personal y como tal nos muestra la singularidad de la experiencia que representa (16) . Por lo canto consideramos que, por momentos, el análisis de los libros de Francisco Sagastegui (17), Luis Cepiane (18) y Juan del Castillo (19) merecen un tratamiento individualizado. Ya señalaba Wilde las características que reunían los libros de los pulperos “… sus libros contenían, las más veces simples apuntes, y estos con una letra y ortografía, a la verdad, poco envidiables…” (20). Respecto a esta referencia, debemos darle la razón a Wilde, pues la grafía y el dominio del castellano no parecían ser las principales preocupaciones de nuestros dos pulperos. Como nota especial podemos señalar que en el libro de Sagastegui encontramos que en los espacios en blanco el pulpero se dedicaba a practicar su rúbrica.

El registro de Francisco Sagastegui fue ubicado dentro de un expediente judicial penal por “…darle muerte a Lisardo de Olivera …”(21). El libro de apuntes comprende los años 1746 a 1749, y está acompañado por el inventario efectuado a la pulpería de su propiedad.

 Los libros de Luis Cepiane y de Juan del Castillo fueron encontrados dentro de un expediente de sucesión y el otro incorporado a una causa penal de este contra José Levant por la venta de unas alhajas.

Las registraciones no son uniformes en cuanto al reconocimiento de los clientes, anotación de los importes gastados y las cantidades de productos adquiridos. En el mismo libro se registran – a veces – las compras hechas a algún proveedor, Ia venta de productos en consignación, el crédito entregado en metálico, dinero entregado para pagar a un proveedor, recibos por el pago de la real compostura y alcabala, control de los meses pagos de alquiler del local de la pulpería y anotaciones varias del quehacer del pulpero.

 En cuanto al registro de los clientes encontramos algunos que son identificados con su nombre y apellido: “… Martin Vurgos… Gregoria Sarate… Joseph Martinez … “(22) a otros les agrega la ocupación: “ … el capataz Ignacio Colorado …. Benito Leguisamo soldado de a caballo de Ia Comp. del  Capn. Gral … el sargento Juan Lopez…” (23),  “… Manuel Idalgo el que escribe en la aduana …” (24).  Otras anotaciones revelan, respectivamente, el nombre y el oficio, el origen regional, una condición física reconocible, el oficio, el vínculo familiar respecto de un cliente y la condición étnica: “… el maestro Pancho Joseph el rubio albañil … el carpintero Vicuña el chileno … el siego … el hijo de Montes … la hermana de Josepha … el negro de Losano la negra de la Sra. Andrea … el Indio Miguel peón de Dn. Domingo Araujo … el hijo de Montes …» (25),  “… don Andrés soldado asistente del cirujano…” (26).

 Una característica que distingue el libro de Sagastegui, es la utilización del sistema de rayas en el registro del gasto de sus clientes; también se hacían registraciones en números. Si bien Cepiane también utiliza aquella forma, la mayor parte de las cuentas las asienta con el segundo método. Finalmente, Castillo realiza los asientos en números y recurre a la anotación en rayas en no más de doce oportunidades. Nuevamente Wilde nos recuerda que el libro de fiados constaba del nombre, y a veces tan solo las iniciales del marchante (cliente, parroquiano), y en seguida tantas rayas cuantos reales debiese, poniendo un crucero en la parte superior de cada octavo de real, para representar otros tantos pesos  “…Es modo de llevar cuentas, era muy general y conocido de todos…» (27). Esta descripción coincide con el método de registración de Sagastegui.

 En lo referente a los productos vendidos – Sagastegui y Cepiane -, las anotaciones suelen indicar la cantidad y el precio abonado por ellos y otras veces solo se menciona el producto y el importe. Por ejemplo: “..mas 14 r de aseite […] mas 2 vs. de  sinta a 3 r. va. …”(28)  Otra forma de registro que se observa en ambos libros es cuando se anota “… su gasto…”,  o simplemente luego del nombre del cliente dice “…mas…” . Las dos modalidades van acompañadas de un importe, que poco nos dice sobre la naturaleza de lo gastado. En el caso de Castillo, un 80 % de los registros se anotan de esta manera.

El libro de Cepiane, además de lo señalado anteriormente, contiene pequeños inventarios donde controla el stock existente de ciertas mercaderías, “… rason de los clabos y tachuelas que tengo 500 clabos a 4 r el 100 … una libra de tachuelas a 8 r…. 2 libras de tachuelas a 2 ps …  500 clabos a 4 r el 100… mas 150 clabos mas una libra de tachuelas…”(29); “…riendas 19 pares a 2 1/ 2 r. el par 5 p. 7 r…. 26 pares de riendas a 2 1/2 r el par 8 p. 1 r …” (30).   También, encontramos los gastos ocasionados por la construcción de un corralito, se detallan los materiales utilizados – cantidad e importe – y el pago realizado a los cuatro peones que intervinieron en la construcción del mismo (31).  Y por último, el registro de dinero entrado por la prestación del servicio de fletes a dos de sus clientes, tiene recibido Da. Cebastiana por el flete en la carreta pago…” (32) , ”… me deve Ceferino Rodriguez por el flete de dos carretillas 1 p. 4 r. …” (33).  Otra prestación especial de Cepiane (34)  fue el peso, que le cobro un cliente no identificado, por teñir una chupa.

Como observación final podemos señalar que el tachado sobre la cuenta de un cliente suponía Ia cancelación de la deuda, o cuando eventualmente al pie de la suma del débito aparece escrita la palabra pago.

Las estrategias mercantiles.

a) El fiado.

Esta modalidad parece haber sido la estrategia principal en la actividad comercial del pulpero. Es cierto que para poder dimensionar la real importancia del fiado necesitaríamos conocer el movimiento en efectivo que tenía una pulpería.

 Esta posibilidad de devengar el pago de los gastos de sus clientes fue en algunas situaciones objeto de críticas por parte de las autoridades (35). Es cierto que estas objeciones no estaban directamente relacionadas con Ia venta a crédito, sino con la posibilidad que tenían los clientes de pagar a futuro el consumo de bebidas alcohólicas en Ia pulpería ( que según las autoridades, finalizaban en serios disturbios públicos) (36).

 Otros gremios como el de panaderos y zapateros (37) , señalaban la desventaja que representaba para ellos  tener que competir comercialmente en la venta de sus respectivos productos con el fiado que ofrecían los pulperos. Especialmente la serie de discusiones que se suscitaron ente las autoridades, los panaderos y los pulperos por la venta pan en Buenos Aires (38).

 El fiado pudo representar para el pulpero un margen de ganancia extra, pero en algunas oportunidades el sobredimensionamiento del mismo podía llegar a causar la quiebra. En algunas instrucciones de los dueños de pulpería a sus administradores o mozos se indicaba la prohibición de vender fiado (39). Tal vez estas situaciones nos desdibujen un poco aquella imagen, recreada por Slatta, del pulpero beneficiado por sus “tácticas irregulares”(40).

El análisis de los libros de Cepiane, Castillo y Sagastegui nos ha permitido extraer algunas características del fiado. No es extraño pensar que la venta fiada implicaba un cierto conocimiento o familiaridad entre el pulpero y su cliente. Esta situación permitía, por parte de aquel, la realización de descuentos en la venta de determinados productos como por ejemplo el aguardiente.

 Podríamos preguntamos si existía un monto mínimo y máximo para el fiado. De acuerdo con la lectura de las anotaciones, todo indicaba que no. Como señalábamos anteriormente, el conocimiento o antigüedad del cliente también permitían una mayor elasticidad en el límite del crédito.

En el libro de Sagastegui hemos contabilizado un total de 121 cuentas, para el caso de Cepiane 122 y en el de Castillo 178. Debemos observar que en algunos casos – que no superan el 10 % – un cliente pudo tener dos o tres cuentas que en forma sucesiva fue pagando y abriendo una nueva. Los montos confiados tienen una base de 4 reales y un máximo de 103 pesos. Si bien el recorrido entre estas dos cifras es destacable, es importante reconocer cual era era la cantidad promedio a fiar. Hicimos una tabulación graduada en el registro de deudas, comenzando con menos de un peso y luego de a 5 pesos; y para el caso de ambos pulperos la mayor cantidad de cuentas se ubican en la franja de 1 a 5 y de 6 a 10 pesos. Cepiane concentra 49 cuentas en la primera banda, en canto Sagastegui 67 y Castillo 60. Para la segunda banda, aquel registra 23 cuentas, el siguiente 18 y este 38. (ver Cuadro 1 )

 Si bien no es objeto del presente capitulo analizar la orientación del consumo, creemos importante poder ejemplificar la composición de algunas de estas cuentas. Tomaremos a dos clientes para cada uno de los pulperos estudiados. Francisco Sagastegui registraba:

“… Deve Silveri° Seliz 4 vs. de vayeta a 5 r. vara………….  2 p. 4 — mas 2 vs. de pañete a 7 r. vara………  1p. 6 (total – es nuestro-) 4 p. 2 …” “… Deve Barrona 18 r. de una asada mas 5 r. de un sesto de carbon mas 5 r. de otro dho. mas de 2 vs. de pailete a 7 r. va. mas un sesto de carbon 5 r. mas 14 r. de ascite mas 2 r de los votones mas un sesto en 6 r. ( total – es nuestro ) … 8 p. 5 …”(41)

 

En tanto Luis Cepiane detallaba:

“ … Ramon Castro un frasco de de agte. ….1„2 un poncho….. 2„2 12 vs. de pontevi…. a 4 1/2 r…. 6„6 2 rs. de ilo bco. ….,, ,, 2 10„4 …”

“… Pasqual Pozo debe…. 26 r de una piez de bretaña y un frasco de aguardiente a 10 r… (total -es nuestro-) … 3p 4…” (42).

Juan del Castillo anotaba:

 Toribio el del Teniente el tiento ……4 r

 mas gasto …. 2 r

mas gato …. 2 r

unos zapatos …. 12 r

 mas gasto …. 7 1/2 …

 ( total – es nuestro -) .. 3 p.„ 3 ½ …”(43)

“… Inozenzio 72 quesos grandes a 2 r … 18 p.

 20 dichos a 1 1/4 r …. 3 p.,, lr

 un petacon … 1 p.

una tetera … 1 p.

( total – es nuestro -) 23 p.,, 1 r …” (43)

En algunas oportunidades los clientes dejaban a cuenta ciertas cantidades en efectivo, de manera tal que sus deudas no se incrementaran excesivamente, y a la vez conservaban el crédito que les prevela el pulpero:

“…Pasql. Alarcon 7 1/2 frascos de agte. a 10 r.

4 vs. de Pontevi a 4 1/2 r. va.

2 vasos y un medio de agte en 4 r.

1 baraja 3r.

3 frascos de agte. a 10r.

3 frascos idn. a 10r.

Tiene entregado a qta. 10 ps  ….» (44)

Sin embargo existían deudores con sumas superiores a los sesenta pesos que cancelaban sus débitos, sin entregas previas de dinero a cuenta. Como el caso de Juan Sarden, cliente de Castillo, que acumuló una deuda de 88 p., 7 1/2 y sin haber entregado suma previa, cance16 su totalidad (45).

 Otra cuestión que merece atención es el tiempo de cancelación de la deuda. Lamentablemente, en los registros analizados no existen operaciones en donde se detalle la fecha inicial de la operación y el momento de Ia cancelación. La Única operación que nos permite conocer la duración de la deuda es Ia que sostiene Don Bonifacio con Juan del Castillo, que en 1779 se reconoce como pendiente un debito originado en 1777 (46).  Pero esta situación no nos permite suponer que Ia tolerancia de un pulpero fuera tan laxa para con la deuda de sus clientes.

 Una última instancia respecto a la incobrabilidad del fiado podía estar dado por Ia desaparición del cliente, en la sucesión de Manuel Rodriguez Barbosa se reconoce que “…un mozo que anda por las estancias llamado Alfonso Barrios me debe beinte y tres pesos, proveidos de un barril de agua-diente…” (47)  Otra causa la constituía el fallecimiento, como lo registra Sagastegui: “…El Viejo Gonzalo debe 4 ps. hasiste en la Matanza (tachado) Murio …”(48) . En similar, situación se encontró Castillo “… Cuenca con Tadeo Galban 35 p. esto sebora sinaberlo cobrado por aber rnuerto …” (49).

b) EI crédito en metálico.

 Las cuentas habilitadas por los pulperos no estaban compuestas, solamente, por productos comestibles, vestimenta, insumos, herramientas, etc., sino que en la combinación también participaba la entrega de pesos plata. Por lo canto aquellos además de poder solventar un sistema de fiado, podían desembolsar metálico.

Quienes eran los destinatarios de este particular crédito?, aquí es donde el conocimiento y el clientelismo tenían verdadera importancia. El adelanto en plata estaba destinado a aquellos clientes que aparecían con mayor frecuencia en los registros y en relación a los montos de las cuentas.

El adelanto en plata, al igual que el fiado de mercancías, no pareció tener un mínimo o un máximo. Tal vez el estado financiero del pulpero podía determinar el límite de estos adelantos.

En el caso de Sagastegui, de quince cuentas son destinatarias del credito en plata, la cantidad mínima fue de cuatro reales: “…Deve Michaela 3 1/4 vs. de paiiete a 7 r. va. mas 2 vs. de vaieta a 5 1/2 r. va. mas 4 r. en plata …un cuchillo en 2 r….» (50). El monto máximo fue de veintiocho pesos :  “…Deve Dn. Pedro de Resa 28 ps. en plata …” (51) .  El pulpero Cepiane anticipo plata a treinta y seis cuentas, en donde el mínimo es de cuatro reales, y su máximo de sesenta y siete pesos :

“…Me deve Ceferino Rodriguez a saver:

60 pesos en plata ….60 p.

1 tarro de polvillo en 9 pesos …. 9 p

. 2 pesos que le diz a su muger en plata … 2 p.

2 pesos mas en plata   2p.

3 pesos mas en plata   3 p.

el flete de dos carretillas 1p. 4

1 pieza de cazerrillos …. 30 r.

4 dozenas de chorizos a 8 r. dozena …. 4 p.

3 r. del flete de las tablas  3r.  …” (52)

Juan del Castillo hace lo mismo con ochenta y dos cuentas, en donde el mínimo prestado fue de dos reales y el adelanto más importante de ciento setenta y seis pesos» .(ver Cuadro 2 )

 Que representan estas cuentas en el movimiento del crédito dado por Sagastegui, Cepiane y Castillo ? hemos sumado las cuentas de cada libro y luego discriminamos los adelantos en metálico. Para el primero arroja un total de 1.045 pesos. 6 r. de los cuales 107 p. son anticipos en plata, representando el 10,24 %.  Para el segundo, la suma es de 1.261 pesos correspondiéndole al metálico 212 pesos, significando un 16,82%.  Para el último, la cifra final es de 4.175 pesos 3 reales de los cuales 1.248 pesos 7 reales son adelantos en metal, que equivalen al 30 %. Si bien la diferencia entre los montos totales del primero y el último es prácticamente de un 400 %, la desigualdad del crédito en metal es once veces superior.

c) La venta de mercaderías: yapas y descuentos.

 En la comercialización cotidiana de los distintos productos es donde podemos observar las artes del pulpero, a veces reprochadas por la autoridad. (54)

 Hay dos prácticas que parecen ser las más frecuentes: la yapa y el descuento. En referencia a la yapa, no consta su práctica en nuestros libros, pues sabemos que esa fracción o porción de más que entrega el pulpero depende dcl cliente y es una actitud espontanea de aquel.

En 1782 el Fiel Ejecutor elabora un informe donde detalla los abusos que cometen los pulperos y panaderos en la venta de sus productos, y la necesidad de ajustar los pesos y las medidas que se emplean en el abasto cotidiano. Para la autoridad las diferencias que existían en los patrones iban en perjuicio de los clientes, pues lo que el pulpero entregaba como premio no era tal, “…que el valor de la yapa se quita a la especie qe. se compra, exepto cuando es pan, qe. como es preciso darlo entero, es necesario también buscarlo de 6 1/ 2 rs. el peso, parta quedar a cubierto con el medio qe. se ha de it en la yapa (..) qe. anualmente se puede considerar defraudado el Publico con las yapas …”(55)

Tres años después, en 1785, el Fiel Ejecutor comunico al Gobernador Intendente sobre los perjuicios que traía a la población este mecanismo. Especialmente el que se relacionó con Ia venta del pan “… En quitando el pan de las pulperias, y extinguiendo el vendage se convertiria en beneficio del Publico todo el estudio y diligencia de los Panaderos, por qe. el qe. no haga buen pan no lo vendera, y este sera el mas poderoso motivo pra. qe. el Pan sea bueno y grande, debiendo ser de tal modo la privación del vendage qe. ni a las Casas particulates se permita darlo a menos de ocho reales el peso…”(56) . La provisión de pan parecido ser la mayor preocupación de las autoridades virreinales. Como señala L. Johnson, este articulo era la base de la dieta de la población (57).

Pero el control en la venta de otros productos no se perdió de vista. Por ejemplo, el problema que representaba el despacho de carbón y leña. Según se señalaba, de nada serbia ajustar una medida de peso si aquellos productos eran expuestos a la humedad o directamente estaban mojados, alternado Ia real cantidad de estos (58).

 Otra situación se planteó con la venta de géneros a causa del tipo de vara que se empleaba para medir aquellos, “… No le parece al Fiel Executor, ageno a su ministerio, hacer presente a V.S. el perjuicio que causa también la diferencia de 3% mayor la vara de esta ciudad que la de España, ni sabe que motibo justo puede haber para no arreglarla a ella, como la están las de Perú y Chile, siendo igualmente esta Ciudad que aquella Provincia Dominios de un mismo Soberano…”(59) .

 En suma, la yapa pareció ser un mecanismo dominado por la astucia del pulpero con el afán de retener – engañosamente – a sus clientes. De esta mantra lo recordaba Wilde “… La ñapa o llapa era una especie de guerra de recursos, que se hacia el gremio (de los pulperos ) con la intención de atraerse cada uno mayor número de marchantes especialmente entre los muchachos del barrio. Consistía en dar en proporción a lo que cada uno compraba, maní o unas cuantas pasas de uva o un terrón de azúcar, etc. Es presumible que el ternón salía de lo que acababa de comprar…” (60 ) Por su parte el descuento que el pulpero efectivizaba en la compra de ciertos artículos y a determinados clientes parecería relacionarse -nuevamente-con la familiaridad que se entablaba con estos. En los libros de Cepiane y Sagastegui se registran ventas de un mismo artículo y cantidad, que para un determinado cliente tiene un precio y para un segundo ese valor puede ser inferior o superior. Los productos registrados con descuentos son el vino, los ponchos, el aguardiente, el carbón, la cinta, Ia Bretaña y el ponteví.

 ¿Cuál era el criterio para efectivizar estos descuentos? En apariencia, no estaría dado solamente por la persona del cliente sino per el número de otros productos que acompañaban la compra, o por la cantidad que se adquiría de Ia especie. Los ejemplos encontrados no nos permiten concluir en la existencia de porcentajes de rebaja preestablecida para cada item.

Los ejemplos encontrados en los asientos de Sagastegui, se refieren a la venta de:

Vino

“… Deve el dicho Seliz mas tres frascos de Agte. a lOr (el frasco)

mas 2 frascos de vino a 8 r. (el frasco)

mas 4 ps. de algodon

mas dos pares de calzones a 4p.6r ( el par )

mas un freno en 12r.

mas dos pares de espuelas en 20 r.

mas 3p.4r de unas espeulas grandes…”(61)

“… Don Antonio Lopez

[…] un frasco de champusado 2 ps.

mas 3 ps. en plata

mas 3 vs. de tavaco a 6r. – mas 4 vs. a 8r.

mas 20 ps. en plata – un frasco de vino 7r …”(62).

Ponchos:

Sobre una lista de ponchos recibidos en consignación, se anotan las unidades que se fueron vendiendo y el precio de cada uno. Citaremos algunos.

“… Razón de los ponchos que voy vendiendo

uno en 4 p. 2r.

[…I otro en 4p.

I…I otro en 3p. 3r.

[…] otro en 3p. 6r. …”(63)

 

Carbón :

“… Razon de lo que me deve Sra. Josepha

[…I mas de 2 p. de abono

mas 2 sestos de carbon a 7 r. cada uno

[…] mas 4 p. en plata

mas 6 r. de unas medias

[… J mas 12 r. en plata …”(65)

“…Barrona

18 r. de una asada mas 5 r. de un sesto de carbon – mas 5r. de otro dho. pago los dos sesto de carbon  …”(66)

 

Aguardiente:

“…Deve Anotnio Arcos(?) 12 r. de un frasco de aguardiente…”(66)

Deve el dicho Seliz mas tires frascos de Agte. a 10 r. ( el frasco ) …”(67)

 

Cinta:

 “…Deve Josepha 5 vs. de bayeta a 5 1/2 r. v. mas 4 vs. de slain a 1 1/2 r. v. …”(68)

«… Deve la negra de la Sra. (ilegible) 4 vras de sinta (total) 1 peso ….“ (69)

En las registraciones de Cepiane, encontramos referencias sobre la venta  de:

Bretaña:

 “… Juanico Barrios qta. 15 p. 6 r.

un frasco de aguardiente 1„ 2

3 1/2 r. de miel „3 ½

1 pza. de Bretana 4„2 …»(70)

“… Bartholina Delagado dos ponchos 4„2

1 pza. de Bretañia 5 ps.

por un pocho en 2 ps.

por un par de calzones de ( ilegible) en 26 rs.  …”(71)

Pontevi:

“… Da. Pasquala Muger del difunto Dn. Blas Gelbes

3 1/2 vs. de Pontevi …. a 4r……… 1„6

por el canto del testament° de Da. Bathola Gelbes (ilegible)…” (72)

“…Pasql.. Alarcon 7 1/2 frascos de agte. a 10 r.

4 vs. de Pontevi a 4 1/2 r. va.

2 vasos y un medio de agte. en 4 r.

1 baraja 3r.

3 frascos de agte. a 10r.

3 frascos idn. a 10r.

tiene entregado a qta. 10 ps.  …”(73)

Las diferencias porcentuales entre ambas ventas para cadas producto oscilan entre el 28 % para el carbón, e125% para la sinta, 16% para el aguardiente, 15% para Ia Bretana, 12% para los ponchos (calculando la diferencia entre el más taro y el mas barato ), y 11% para el Ponteví.

d) Las estrategias no mercantiles.

 Los testimonios de contemporáneos, como las investigaciones de otros autores (74) aportaron distintos elementos en la construcción de la folclórica imagen del pulpero. Este no recurrió solamente el fiado, Ia yapa, el descuento y el adelanto en metálico como formas de retener a una clientela que lejos de ser cautiva tenía la opción de poder cambiar y elegir de pulpería.

 El juego constituía ese segundo abanico de argucias, que el pulpero se reservaba a la hora de conservar a sus clientes y poder hacerse de algún beneficio económico extra. Los distintos tipos de entretenimientos que se practicaban en el local de la pulpería como el juego de barajas, y las bochas, iban acompañadas por- el consumo de bebidas alcohólicas. Ambas situaciones fueron observadas, controladas y hasta prohibidas por las autoridades. Las riñas y los escándalos públicos obligaron a las pulperías a instalar mostradores sobre la calle y de esa manera clausurar el use del local (75)

Otras reglamentaciones, llegaron a admitir la estancia de los esclavos dentro de los locales solamente durante el tiempo que les insumía hacer sus compras. (76)

En el año 1783,  el Fiel Ejecutor de la ciudad de Buenos Aires entrega un informe sobre su actuación administrativa. Dentro de los varios ítems analizados, hay uno que este dedica a analizar el serio problema que representa el juego de bochas en las pulperías, o el alquiler de las mismas en estas para poder jugar en la plaza. Esta diversión no solo es vista como fuente de holgazanería, el medio por el cual Ia gente puede perder el dinero para el sustento de la familia y como una actividad inmoral para los jóvenes de la ciudad. “…Y habiéndole hecho quitar a uno el juego de estas antes de ponerle Arancel y encargándoles personalmente quando los repeti, que no practicasen tal entretenimiento se contribuieron mucho; de modo que no fue necesario multarlos: Este Cuydado no deben abandonar los S.Ses. Fieles Executores, Alguacil Mayor y su Teniente por lo que se interesa el bien común …”(77)

Los márgenes de ganancias.

La actividad económica de los pulperos, más allá del éxito comercial que pudieran alcanzar, se desenvolvió dentro de un esquema capitalista. Por lo tanto, la ganancia, el beneficio, eran intenciones lógicas de su quehacer. El objetivo del presente apartado, no es establecer la rentabilidad de las pulperías de Buenos Aires, sino que intenta identificar los márgenes de ganancias que el pulpero podía obtener por la venta de los distintos productos.

 En su trabajo de J. Kinsbruner (1987) (78), construye algunas estimaciones de ganancias para los pulperos de Caracas, México, Puebla y Buenos Aire. A través del análisis de casos particulares, concluye en índices que se aproximan entre el 6% y el 100%. Estos cálculos son promedios, pero desconocemos que productos estaban considerados en estos cálculos.

 La investigación realizada por Jorge Gelman (1992) (79), que si bien está focalizada en el funcionamiento interno de una estancia, nos ilustra sobre los márgenes que arrojaban la venta de determinados productos a los peones. Por citar algunos ejemplos, los porcentajes de aumento van desde el 43% para una camisa de pontevi, a un 100% para los casos de un cuchillo, poncho y sombrero, respectivamente.

 En nuestro caso, hemos podido calcular algunos márgenes de ganancia en base a los precios que figuran en los inventarios de las pulperías de Cepiane y Sagastegui, y las anotaciones en sus respectivos libros de cuentas. También, hemos considerado aquellas anotaciones en donde constan los precios de venta de sus proveedores.

Antes de comenzar con el análisis de los beneficios obtenidos por los pulperos. Una nota especial merece Juan del Castillo (80). Nuestro pulpero parece haber tenido ciertas cuestiones con la justicia por la venta de unas alhajas robadas. El fiscal de la causa, en distintos pasajes del juicio remarca la actitud de Castillo frente a la propiedad de las joyas, “…como que fueron obtenidas por medio de Juan del Castillo quien ilícita y viciosamente las habia obtenido y usurpado…”(81)  Como también lo relacionado con ciertas piezas de plata, “…en llevar piezas con la marca limada de los plateros para que les hiciesen otras, cuyos hechos, y otras constan en autos…” (82) Además el inculpado incurría en el intento de soborno a las autoridades del juicio, “…y porque trata de corromper al Exmo., sobornar al abogado asesor, y otros Ministros de Justicia para que lo excluyan, y no hagan mención…” (83) Tal vez esta situación no ha inspirado ciertas dudas sobre la legitimidad de sus transacciones.

 Hemos anal izado los márgenes de ganancias arrojados para diez artículos. Algunos de los precios los hemos tornado del inventario de la pulpería, y otros de los que registra el pulpero en su compra. Los productos comprenden alimentos y bebidas como la yerba y el vino; la vestimenta ejemplificada en los ponchos, la bretaña y los botones. Artículos de montar: espuelas y frenos de cadenillas. Y por último, elementos de use domésticos: bombilla de hojalata, cuchillos y candados. Como se puede observar en el Cuadro 3, los beneficios extremos están dados por la venta de botones y de cuchillos que arrojan un margen del 300%; en tanto que los artículos menos reditables parecen ser los ponchos y la bretaña. En tanto, el vino y la yerba mate promediarían esta escala.

 Los datos obtenidos nos permiten concluir que la necesidad cotidiana (vino y yerba mate), y la eventualidad en la adquisición de algunos productos, eran – en parte – condiciones tenidas en cuenta por el pulpero a la Nora de pautar sus beneficios.

Los proveedores

Según Susan Socolow (84), los comerciantes de Buenos Aires cumplían la función de exportadores e importadores. Además de poseer medios de transporte que les permitían mantener activo un circuito comercial con el Interior y el Litoral. Por lo tanto los mercaderes tenían la posibilidad de construir su red mercantil con mayor independencia.

¿Cómo construyeron los pulperos su red de proveedores? Fueron otros pulperos, integrantes de otros gremios, comerciantes medianos, quienes se relacionaron con otras regiones del Virreinato, o eventualmente se vincularon con furtivos proveedores.

 Slatta (85), como otros autores reconocen la situación ilegal que solía rodear a ciertos proveedores de los pulperos y la ilegitimidad de los productos que adquiría. La lectura de testamentos y sucesiones nos ha permitido, de manera provisoria, reconstruir el principio de la cadena proveedor – pulpero – cliente. En los documentos analizados el titular deja constancia particular de sus acreedores; la mayoría de los reconocimientos constan en sumas de dinero, sin especificar el motivo de la deuda. Las descripciones que se pudieron encontrar están relacionadas con débitos por alquileres adeudados, dinero para terminar de pagar la casa y eventualmente, se detallan obligaciones a pagar por mercaderías – puede figurar el importe o la cantidad de mercancía adeudada.

 La mayoría de las deudas están relacionadas con un vecino de la ciudad, como el caso de Dn. Simón Torres que le reconoce a “… Dn. Simon Rojas (o Rejas ) vecino de esta ciudad 530 pesos 1 r. resto de 3.361 y 6 cuartillos reales que me entrego en cfectos de Castilla …”(86).  En 1787 Antonio de la Vega, debía a “… Manuel Cavideo vecino de esta ciudad diez carretadas de Lena al precio de 29 rs. cada una ….» (87)

 Otras obligaciones son fuera de Buenos Aires, Joseph Blanco debía “… por 106 pesos y 6 reales que esta debiendo la leita de espinillo remitido por Maza de la otra Banda …” (88).  Hay circunstancias en que el pulpero encarga a alguien adquirir productos en otra ciudad, en 1786 Juan del Castillo le encargaba a Juan de la Cantolla ( en Salta ) le remitiera “… media dozena de sombreros de lana vicuña de los superiores …”(89) . Al contrario en oportunidades el pulpero se convierte en proveedor, como en el caso de Jose Mouso al reconocerse en su sucesión “ … 1250 pesos, importe de diez pipas de vino que havia mandado al Paraguay el fiando Mouso por direccion y en el barco de Dn. Pedro Martinez, su costo prinsipal fue el de 125 ps. cada pipa de vino carlon ….»(90).

 Hay registros que reconocen la ocupación de los probables proveedores, como panadero, maestro zapatero, almacenero, jabonero; Dn. Manuel Rodriguez Barbosa – estaba debiendo – “… al jabonero Dn Juan Molina 107 ps…. al Sr. Pepe almacenero de junto a Monserrate de 20 a 30 ps. …” (91) Otros establecimientos como tiendas y almacenes. Juan Serantes adeudaba en “… Ia tienda de Juan Antonio Lezica 22 ps., un real (…) el almacen de un vizcaino junto a San Miguel tercio y medio de aji …”(92) . En tanto, Domingo Suarez debía  “… en el Almacen de Hermonria 12 $ de una partida de yerba …”(93)

Unas palabras finales.

 El análisis desarrollado en el presente apartado nos permite concluir, parcialmente, con una serie de observaciones. El desempeño comercial de los pulperos también fue tenido del folklorismo que ha rodeado el tema. Hemos podido apreciar a través de sus prácticas mercantiles que el éxito no siempre estaba asegurado. Las estrategias mercantiles aplicadas por ellos, podían representar importantes ganancias o Ia quiebra de la pulpería. La yapa, el descuento, el fiado y el adelanto en metálico fueron los instrumentos que le permitían vincularse con su clientela. Esta situación nos aleja de aquella imagen de cautividad que tenía el cliente respecto del pulpero.  La Buenos Aires tardo colonial estaba ampliamente poblada de pulperías, el cliente no era un cautivo. Por el contrario, tal vez quien detento esta situación fue el pulpero.

El ámbito de la pulpería, sus clientes, las estrategias mercantiles, las mercaderías allí comercializadas, la persona misma del pulpero y las relaciones comerciales que se entablaban, todo estaba sospechado por las autoridades: controles, prohibiciones, reglamentaciones, inspecciones. El bien común según aquellas, no parecía frecuentar estos sitios que tanto nos ha n revelado sobre el comercio minorista del Buenos Aires colonial; y que a nuestro entender todavía nos puede revelar.

Cuadros:

cuadro1

cuadro2

cuadro3

Citas y Notas:

1 AZARA, Felix de, Viajes por América meridional, Madrid, Espasa Calpe, 1941. WILDE, José Antonio, Buenos Aires desde 70 años atrás, Buenos aires, Eudeba, 1960.

2 Documento para la Historia del Virreinato de la Plata, Buenos Aires, 1912.

3 SOCOLOW, Susan, Los grandes comerciantes del Buenos aires virreinal: familia y comercio, Buenos Aires, Ed.de la Flor, 1991.

4 Documentos parala ….. op.cit., Tomo I y VII.

5 Socolow, Susan, op.cit., Introducción.

6 SWEET, D y NASH, G., Lucha por la supervivencia en América Colonial, México, F.C.E., 1981, Introducción.

7 Archivo General de la Nación, ( en adelante A.G.N.) IX, Testamento, Reg. 3, 1804.

8 A.G.N., IX, Testamento, Reg. 1, 1771.

9 A.G.N., IX, Testamento, Reg. 3, 1804.

10 Archivo histórico de la Provincia de Buenos Aires ( en adelante A.H.P.B.A, Real Audiencia, Juan del Castillo y María Gomez contra Juan Levant, 1789.

11 A.H.P.B.A., Real Audiencia, Causa iniciada por la muerte de Lisardo de Olivera, 1750.

12 A.G.N., IX, Sucesiones 4305, 1776.

13 A.H.P.B.A., Real Audiencia, Juan del Castillo y … op. cit..

14 GOODY, Jack, La lógica de la escritura y la organización de la sociedad, Madrid, 1990, Introducción.

15 SLATTA, Richard, “Pulperias and contraband capitalism in Nineteenth Century, Buenos Aires Province”., en: The Americas, vol. XXXVIII, 1982, nro. 3. RODRIGUEZ MOLAS, Ricardo, Las Pulperías., en: La vida de nuestro pueblo, Buenos Aires, CEAL, 1982.  “La pulpería rioplatense en el siglo XVII”., en: Revista Universidad, Santa Fe, Universidad Nacional del Litoral, 1961, nro. 49.

16 PLUMMER, Ken, Los documentos personales, Madrid, Siglo XXI, 1989, pg. 74.

17 A.H.P.B.A., Real Audiencia, Causa iniciada … 1750, op.cit.

18 A.G.N., IX, Sucesiones 4305, 1776.

19 A.H.P.B.A., Real Audiencia. Juan del Castillo … 1789, op. cit.

20 WILDE, José, Buenos Aires …, op. cit., pg. 240.

21 A.H.P.B.A., Real Audiencia, Juan del Castillo … 1789, op. cit.

22 A.H.P.B.A., ídem.

23 A.G.N., IX, Sucesiones 4305, 1776.

24 A.H.P.B.A., Real Audiencia, Juan del Castillo … 1789, op. cit,.

25 A.H.P.B.A., Real Audiencia, Causa iniciada … 1750, op.cit..

26 A.H.P.B.A., Real Audiencia, Juan del Castillo … 1789, op. cit..

27 WILDE, José, Buenos Aires op. cit., pg. 240.

28 A.H.P.B.A., Real Audiencia, Causa iniciada … 1750, op. cit..

29 A.G.N., IX, Sucesiones 4305, 1776.

30 A.G.N., ídem.

31 A.G.N., ídem.

32 A.G.N., ídem.

33 A.G.N., ídem.

34 A.G.N., ídem.

35 A.G.N., Interior, IX, 30-4.2, Expediente 5, Leg. 26, 1788, Expediente promovido por el gremio de los Dueños y Administradores de Pulperías de esta Capital.

36 A.G.N., Interior, ídem.

37 KINSBRUNER, Jay, Petty Capitalism  in Spanish America. The pulperos of Puebla, Mexico City, Caracas and Buenos Aires, Syracuse University, Westview Press, 1987.

38 JOHNSON, Lyman, The Artisans of Buenos Aires during the Viceroyalty -1776-1810, (tesis doctoral, mimeo ), cap. 4.

39 A.G.N., IX, Sucesión de Andres Revoredo, 3779.

40 SLATTA, Richard, «Pulperias and …«, op. cit.

41 A.H.P.BA., Real Audiencia, causa iniciada … 1750, op. cit..

42 A.G.N., IX, Sucesión 4305, 1776.

43 A.H.P.B.A., Real Audiencia, Juan del Castillo … 1789, op. cit..

44 A.H.P.BA., ídem.

45, ídem.

46 A.H.P.B.A., ídem.

47 A.G.N., Sucesión de Manuel Rodríguez Garbosa, 7776.

48 A.H.P.B.A., Real Audiencia, causa iniciada … 1750, op. cit..

49 A.H.P.B.A., Real Audiencia, uan del Castillo … 1789, op. cit..

50 A.H.P.B.A., Real Audiencia, causa iniciada … 1750, op. cit.

51 A.H.P.BA., ídem.

52 A.G.N., IX, Sucesión 4305, 1776.

53 A.H.P.B.A., Real Audiencia, Juan (lel Castillo … 1789, op. cit..

54 Documentos para la … op. cit., 1785, pp.: 58-65.

55 Documentos para la … op. cit.. 1782, p. 127.

56 Documentos para la … op. cit., 1785, p. 61.

57 JOHNSON, Lyman, The Artisans of…, op. cit., cap. 4.

58 Documentos para la op. cit., 1785, p.p.: 58-59.

59 Documentos para la … op. cit., 1782, p.p.: 131- 132.

60 WILDE, José, Buenos Aires …, op. cit., p. 239.

61 A.H.P.BA., Real Audiencia, causa iniciada … 1750, 013. cit..

62 A.H.P.BA., ídem.

63 A.H.P.BA., ídem.

64 A.H.P.BA., ídem.

65 A.H.P.BA., ídem.

66 A.H.P B.A., ídem.

67 A.I LEILA., ídem.

68 A.H.P.BA., ídem.

69 A.H.P.BA., ídem.

70 A.II.P.BA., Real Audiencia, Juan del Castillo … 1789, op. cit..

71 A.H.P.BA., ídem.

72 A.H.P.BA., ídem.

73 A.H.P.BA., ídem.

74 RODRIGUEZ MOLAS, Ricardo, . La Pulpería …. , op.cit.. . Las Pulperías op. cit.. SLKITA, Richard, Pulperias op. cit..

75 A.G.N., Interior, IX, 30-4-2-, Expte. 5, Leg. 26, 1788, op. cit..

76 A.G.N., Interior, ídem.

77 Documentos para la … op. cit., 1783, p.58.

78 KINSBRUNER, Jay, Petty Capitalism op. cit..

79 GELAMN, Jorge, . “Mundo rural y mercado: una estancia y las formas de circulación mercantil en la campaña rioplatense tardo colonial”., en: Revista de Indias, 1992, vol. I.11, nums. 195-196, p. 499.

80 A.H.P.BA., Real Audiencia, Juan del Castillo … 1789. op. cit..

81 A.H.PBA., ídem.

82 A.H.P.BA., ídem.

83 A.H.P.BA., ídem.

84 SOCOLOW Susan, Los grandes …, op. cit., cap. III.

85 SLKITA, Richard, Pulperias op. cit..

86 A.G.N., IX. Testamento, Reg. 3, 1803.

87 A.G.N., IX, Testamento, Reg. 4, 1787-1788.

88 A.G.N., IX, Sucesión 3917, 1806.

89 A.H.P.B.A., Real Audiencia, Juan del Castillo … 1789, op. cit..

90 A.G.N., Sucesión de José Mouso, 6779.

91 A.G.N., IX, Sucesión 7776, 1801.

92 A.G.N., IX, Testamento, Reg. 1, 1788.

93 A.G.N., IX, Testamento, Reg. 1, 1804.

 

(I)  Mayo, Carlos A. (Director), Pulperos y Pulperías de Buenos Aires 1740-1830, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata, Impreso en Departamento de Servicios Gráficos de la UNMdP, 1996, p.153.

(II) Duart, Diana, Van Hauvart, Carlos A., «Las prácticas mervantiles de los pulperos» en:  Mayo, Carlos A. (Director), Pulperos y Pulperías de Buenos Aires 1740-1830, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Mar del Plata, Impreso en Departamento de Servicios Gráficos de la UNMdP, 1996, pp.77:92.

*) Se ha respetado el estilo de cita elegido por el autor para la edición de galera y la cantidad de citas de la obra original.

Edición: Maximiliano Van Hauvart, Estudiante (UNMdP).

Print Friendly, PDF & Email

Carlos-2

Volver arriba