Aportes de la Historia

Notas dispersas sobre Historia

Victoria Antonia de Pesoa: cartas sobre el drama de un amor en el siglo XVIII. (5)

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D.N.D.A. Registro de autor 5.326.899

A modo de Introducción

En 1983, Carlos Mayo y Amalia Latrubesse publicaron un cuaderno de fuentes documentales  en la Facultad de Ciencias Humanas en la Universidad Nacional de La Pampa, para la cátedra de Historia Argentina I (1).  Con una introducción que ponemos a disposición de los lectores, que preanuncia tempranamente el profundo interés  de los autores por indagar en el universo de los sentimientos en el mundo colonial.  Para ello rescataron las cartas de Antonia Pessoa, que se encontraban ávidas de ser descubiertas en los anaqueles del Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires Dr. Levene, lugar central en la vida de estos dos historiadores profesionales.

Para el lector interesado en como Carlos Mayo abordo el tema, es necesario remitirlo a su última obra Porque la quiero tanto. Historia del amor en la sociedad rioplatense (1750-1860), publicada por la Editorial Biblos (2004)(2) .

Aportes de la Historia entiende, como los señalan los autores en su lejana introducción, que es necesario rescatar y revalorizar  los sentimientos, los valores y las normas que sostenían a la sociedad de aquel tiempo. Pudimos tomar el repositorio original señalado por Carlos Mayo en su obra ya citada, sin embargo, decidimos que  esos cuadernos y el esfuerzo en su publicación debían encontrarse con nuevos lectores .

Nuestra propuesta es publicar, semanalmente, las diecinueve cartas restantes que integran la serie de Victoria Pesoa,  por otra parte señalamos que los documentos han sido transcritos acorde a la ortografía contemporánea. Para finalizar creemos, como hemos señalado para otras cuestiones, que el tema de los sentimientos no debe quedar circunscripto al escrutinio de la historia profesional  y debe llegar a otras aulas, tal cual lo deseaba Carlos.

Introducción : Cartas de una mujer porteña (siglo XVIII)  

Como llegar a conocer la intimidad de la vida familiar en el pasado colonial hispanoamericano? A diferencia de los puritanos de Nueva Inglaterra, los españoles en Indias no dejaron una rica tradición de diarios íntimos. Inventarios, tasaciones, protocolos, censos y registros parroquiales no dan la dimensión del entorno material y demográfico de la vida familiar, pero no de su intimidad. La correspondencia privada en cambio, nos sitúa en el interior de la familia; allí donde confluyen los sentimientos, los valores y las normas que las sostienen. Pero la correspondencia privada del remoto pasado colonial, no abunda en los archivos públicos por razones obvias. En el Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, sin embargo, hemos encontrado las cartas de una porteña a su marido ausente. Victoria Antonia de Pessoa, hija del estanciero Fermín Pessoa, escribe a su marido el comerciante gallego Fernando Maceira en el Paraguay, misivas llenas de angustias por una ausencia que se prologa largos años. Por la correspondencia de Victoria Antonia de Pessoa, desfilan el amor, el despecho, los celos, los problemas familiares, el hijo, los parientes, amigos y los esclavos, virtualmente incorporados estos al elenco familiar. Los acreedores de Maceira consiguen que la justicia trabe embargo contra sus bienes y los de su esposa y de esa manera pone a la familia al borde de la ruina.  La pérdida de estatus es vivamente sentida por Victoria Antonia que no se resigna a perder a sus esclavos.

Creemos que las cartas de Victoria Antonia de Pessoa serán de utilidad para los historiadores de la familia colonial rioplatense y por eso las publicamos.  Agrademos a la señora María Elena Burgos de Socolovsky el mecanografiado final de las mismas.

Carlos A. Mayo y Amalia Latrubesse de Díaz. (3)

 

( Agregado: recibida en 24 de abril)

Amado esposo recibí la última en que participas de tu salud y encargando te remita harina, lo que haré en primera ocasión con persona segura bajo de conocimiento, las dos fanegas floreadas y las otras dos con semilla. En el barco de Galván te remití un saco de harina con cuatro fanegas y por mano de Dn. Juan Arias y pagué tres pesos por el flete que supongo lo habrás recibido a la hora de ésta. En cuanto a los 86 pesos que pagué a Dn. Tomás de equinos (?), que dices no le debías tal dinero, digo que estas trascordado pues yo (/) bien me acuerdo de lo que dimana y dándonos Dios vida te haré acordar y así puedes, desde luego pasar por ello.

En cuanto a lo que me insinúas de que el día de San Fernando el pan que tuviste fueron dos mandiocas, debo decir te que no puedo persuadirme a que el personaje de un conde, no tuviese pan en su mesa, especialmente siendo el día de su santo, que no dudo harías muy bien y a lo vivo el papel y, de este modo, no puedes menos que adelantar la factura, y no eches en olvido por estos festejos las dos docenas de taburetillos de estrado que te tengo encargado y sean bien curiosos. No te remito las aceitunas por no haberlas y habiéndolas te las enviaré pero, en su defecto te remito un jamón que es para el mismo efecto y llamativo para beber agua.

En cumplimiento de mi obligación haré seguir novenario de misas por el alma de nuestro hermano Simón que según noticias ciertas que ha divulgado uno que vino en su compañía pereció en el navío de Arco, que se perdió en la costa del Brasil cuya infausta tragedia ha sido para mí muy sensible y te lo participo para que le encomiendes a Dios. Nuestros padres, hermanas y hermanos todos quedan buenos y se te encomiendan de (/) corazón, como también nuestro hijo que está cada vez más gordo y más comilón. Quedo con el cuidado de escribir para España en el primer navío que saliere a nuestra madre. Intenté levantar la pared del cerco de nuestra casa y me puso impedimento el vecino Montes de Oca, diciendo que tres varas nos habíamos introducido en su sitio y para salir de la duda busqué los instrumentos en mi escritorio y no los he encontrado y supongo los habrás llevado, y así remítemelos en primera ocasión con persona segura, y no ofreciéndose otra cosa ceso, rogando al Señor (?) te me guarde muchos años.

Costa y Enero 6 a las 8 y cuarto de la noche, de 1753 años.

Tu amante esposa que verte desea

Da. Victoria Anta. de Pessoa

(En margen: En todas las ocasiones que he logrado he solicitado tu salud como lo haré siempre, teniéndote presente en la memoria de día y de noche, aún en tu ausencia no te pierdo de vista, en que consiste la suma fineza del amor, a que supongo me correspondes del mismo modo sin interrupción sino en hacer los negocios importantes a nuestro alivio. Va. (Victoria) (4)

 

Citas:

(1) Mayo, Carlos y Latrubesse de Díaz, Amalia, Cartas de una mujer porteña (siglo XVIII), Cuaderno de Cátedra: Historia Argentina I, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de La Pampa. Santa Rosa, 1983 (mecanografiado). El repositorio se encuantra en el Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, Real Audiencia, 5-2-29-1.

(2) Mayo, Carlos, Porque la quiero tanto. Historia del amor en la sociedad rioplatense (1750-1860), Editorial Biblos, Buenos Aires, 2004. Ver capítulo I: “Amor, soledad y ausencia: el drama de Victoria Antonia Pesoa”, pp.15:24.

(3) Mayo, Carlos y Latrubesse de Díaz, Amalia, ob.cit.,  (S/N).

(4) Mayo, Carlos y Latrubesse de Díaz, Amalia, ob.cit., p.8.

Imagen: La pisadora de maiz de Palliere.

 

Edición: Maximiliano Van Hauvart, Estudiante UNMdP.

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Carlos-2

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