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#1 Men at Lunch, los obreros que dieron vida a Nueva York | Carlos Van Hauvart | Instantáneas
Una foto no solo es un conjunto de información plasmada a través de la luz que ingresa al sensor de una máquina, es una historia de quienes o que aparecen como de su contexto, de su tiempo, de su tierra. Desde los primeros daguerrotipos de casi mitad del siglo XIX pasando por las planas de los diarios y revistas más celebres del mundo entre los años 30´ y 70´ desde de los ojos y manos más increíbles que dio el fotoperiodismo hasta esas fotografías caseras de ojos no entrenados en dispositivos móviles que iniciaron en algunos países cambios de gobiernos enteros. Una foto no solo es lo que logra en su tiempo sino lo que deja de enseñanza a las nuevas generaciones.
Fotografiar es una profesión y un arte a la vez porque requiere tanto comprensión teórica y técnica de la utilización de una cámara hasta saber interpretar lo que sucede delante de nosotros. Fotografiar es un desafío constante. Nada está dicho pues siempre hay algo más para contar, para saber.
Instantáneas es el nuevo proyecto audiovisual de Aportes de la Historia. Creemos que las fotos no solo son parte de la historia cultural de la humanidad sino un documento histórico. Este proyecto apunta a poder trabajar las fotos más icónicas de la historia de la humanidad y contar lo que se ve y lo que no se ve. Una foto puede ser el disparador de algo mucho más grande que no necesariamente aparece en dicha imagen. Una foto es todo un mundo.
Por Max Van Hauvart Duart.
Guion Carlos Van Hauvart
Miles de fotos inundaron los diarios y revistas como Life con distintas temáticas durante los inicios del siglo XX y en su tumultuoso transcurso, especialmente la de trabajadores y trabajadoras realizando sus labores, y de aquellos que se dedicaban a la construcción de los rascacielos.
En este capítulo abordaremos una foto, Men at lunch que es la foto mas icónica de los neoyorquinos sobre su ciudad. Captura su espíritu como ninguna otra y es la más misteriosa. Fue tomada en el Rockefeller Center y muestra a unos obreros sentados en una viga tomando su almuerzo a 200 metros de altura, al fondo el Central Park, algunos tramos de la Avenida 50 y el Río Hudson como marco lejano.
Se publicó en la edición dominical del New York Herald Tribune el 2 de octubre de 1932 cuando Estados Unidos estaba pasando por la peor crisis económica de su historia, que a su vez se había convertido en una crisis económica mundial conocida como la Gran Depresión.
En el año 2012 salió a la luz el documental Men at Lunch dirigido por Seán Ó Cualáín, con el relato de Fionnulla Flanagan, producida por Sonta Film, The Irish Film Board y The Broadcasting Autorithy of Ireland.
El documental aborda sobre el valor artístico y estético de la foto, pero indaga sobre tres ejes: la autenticidad de la foto (se supone que fue un montaje sobre una viga), la autoría desconocida (pero sabemos que fotógrafos estuvieron ese día en el Rockefeller Center) y quiénes son los protagonistas centrales de la imagen (esos trabajadores almorzando en una viga).
Siempre se ha dudado de su autenticidad, ¿es o no una foto trucada? Se sabe que fue tomada el 29 de septiembre de 1932 y lo que se cree es el original estaba depositada en el Archivo o Colección Corbis que fue adquirida por la Agencia de Noticias United Press en 1995. Y hoy está depositada en Iron Mountain en la colinas de Pensilvania junto a 20 millones de fotografías. Un negativo de vidrio fracturado nos muestra aún hoy detalles que las sucesivas reproducciones han ido eliminando. Es, sin lugar a dudas, el negativo más famoso de Iron Mountain.
Sabemos que fue tomada para promocionar la construcción del Rockefeller Center y que además existe otra imagen con los mismos once obreros saludando con su ropa de trabajo y algunos con sus pesados y torpes guantes de trabajo que los protegería de esas vigas. Aunque nunca estarían a salvo de magullones, fracturas o amputaciones en los miembros de su mano. Entonces podemos suponer que fue una foto preparada en el lugar de trabajo.
Esta mostraba el peligro que debían afrontar esos trabajadores diariamente, un día bueno era el que no morían y si lo hacían había colas para reemplazarlo, ese era el mundo de la depresión de los años 30, si bien el retrato es inspirador es también un recordatorio del peligro en el mundo laboral de la construcción.
Los trabajadores del acero son un gremio poderoso, pero organizado en aquellos tiempos por comunidades nacionales por lado irlandeses, italianos, alemanes son visibilizados como los ejecutores de estas proezas arquitectónicas. Sin embargo están los invisibilizados, aquellos que no provenían de ninguna ola inmigratoria que pobló con europeos la costa este desde el siglo XVII: las águilas del viento de la nación Mohawk, esos hombres sin vértigo que empezaron a ser reconocidos al ser parte fundamental en la construcción del World Trade Center a principios de la década de 1970. No hay dudas son los mejores remachadores. La función más peligrosa en el armado de vigas: subían con sus calderos portátiles alimentados a carbón para poner al rojo vivo los remaches e insertarlos con martillos neumáticos.
Como Men at Lunch se transformó en una foto icónica de la ciudad de Nueva York, es simplemente que la cultura popular la adoptó como suya a lo largo de generaciones. Los trabajadores del acero son los que ayudaron a que la ciudad de Nueva York se haya convertido en un bosque de rascacielos, su rasgo más distintivo, siempre mirando al cielo.
Edición
Ihan Quiroz, estudiante CNAUI (UNMdP)
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