Declaración del cautivo Pedro Pablo Maldonado, agosto de 1783
Pedro Pablo Maldonado, a quien el día 20 de agosto prendieron los indios en la chacra de Matías Santana confiere lo siguiente:
Que habiendo llegado a dicha chacra los indios mataron al dueño de ellas y a cinco hombres mas, y que a él lo eligieron de baqueano para que los guiara a esta Guardia de Luján, y que habiéndose excusado diciendo que no era baqueano para guiarlos a la Guardia, y que la Guardia estaba muy lejos; le dijeron entonces los indios que los llevara a las estancias de don Alonso González, y Juan Leal, amenazándole le quitarían la vida sino los llevaba a ellas; que habiendo marchado a dicho rumbo llegaron a sus inmediaciones al aclarar el día 24, en cuyo paraje se dividieron los indios en dos partidas, y robaron cuantas haciendas quisieron; y habiéndose unido después estas dos partidas de indios, determinaron despachar al declarante acompañado de dos indios hasta corta distancia.
Refiere así mismo que estos indios le dijeron muchas veces que a los jefes de los cristianos les hiciera saber como entablarían la Paz de buena gana con los cristianos, siempre que estos les mandasen a la china llamada Petrona, que se figuran está en esta Guardia, y a un indio capitán que se halla preso en Buenos Aires: pues de lo contrario no podrían menos de continuar la guerra contra los cristianos, y que también les estorbarían el viaje a las Salinas siempre y cuando lo quieran hacer los cristianos; cuyas expresiones declara el referido Maldonado le hacían los indios de continuo desde que lo prendieron hasta que lo soltaron; diciéndole que se lo decían muchas veces a él para que no se olvidase decírselo a los cristianos.
Fuerte de Luján, 24 de agosto de 1783
Juan José Díaz.
En la frontera de Luján en 26 de agosto de 1783 he tomado la confesión de Pedro Pablo Maldonado cautivo por los indios infieles la noche del 20 del presente en virtud de orden del Comandante interino de frontera don Francisco Balcarce. Yo Nicolás de la Quintana, ayudante mayor interino hice comparecer ante mí y testigos a Predor Pablo Maldonado, a quien le tomé juramento que hizo y celebró a Dios, Nuestro Señor y una señal de Cruz, bajo del cual prometió decir verdad de lo que supiere y le fuese preguntado y diciéndole cómo se llama, de dónde es natural, cómo le cautivaron los indios, qué número de ellos venían, de qué naciones, qué caciques venían y qué preguntas le hicieron.
Responde: se llama Pedro Pablo Maldonado, natural de Menorca, que los indios infieles le cautivaron la noche del 20 del presente a puestas del sol en la chacra de Matías Santana con quien estaba conchabado que habiendo el que declara visto a puestas del sol venir hacia dicha chacra un cuerpo de indios como de número de mil. Que avisó de esta novedad a todos y que el hijo de Matías Santana montó a caballo y huyó y que de este tiempo los rodearon de ocho hombres que se hallaban en la referida chacra con cuya novedad se unieron en defensa al abrigo de este fuerte que allí había pero habiendo sido atacado por todas partes saltaron la pared metiéndose todos de golpe en cuya confusión fue el que declara herido de un bolazo echándose encima algún número de indios y que habiéndole ido a degollar uno de ellos, gritó el Capitán Bravo déjenlo que serviría para baqueano, por lo que no acabaron de degollarle siendo a ese tiempo herido en el pescuezo, y que dentro de poco vio a sus compañeros muertos, y habiendo sido la chacra despojada de cuanto había, el lenguaraz que traían le mandó al que declara que los guiara a la frontera de Luján de lo que se excusó por estar herido, conformándose los indios con que los guiara a la chacra de Juan Leal, cerca de dicha frontera lo que ejecutó al instante, que los indios le aseguraron varias veces que los que habían entrado por el lado de Navarro a la choza eran Aucas y Tehuelches, y muchos más que los que allí venían, y que ellos eran ranqueles y que con estos ranqueles venían siete caciques, y el Capitán Bravo que los gobernaba, y que cuando dieron la otra vez en este pago de Luján, fueron cuatro indios pero ahora sí que venían muchos: que varias veces le dijeron no le quitaban la vida solo porque volviera, y dijese al comandante de la frontera, departe del cacique Bravo, soltasen la india llamada Petrona que tenía un hijo cautivo en poder de otros indios, y a un indio hermano del Capitán, que se halla preso en Buenos Aires; que podrá llevarlos un cristiano sin recelo ninguno y quedarían hechas las paces entre indios y españoles y que de lo contrario no habrían de parar en hacer guerra a los cristianos, y que no fueran a las salinas sin enviarles antes a dicha Petrona e indio. Que con el mismo cristiano que los acompañase responderían y quedarían aseguradas las paces. Que con este recado le despacharon los indios a su salida al declarante desde la lomada de la Turbia. Y habiéndole leído ésta, su declaración dijo ser la misma que ha dado, que se afirma, y ratifica en todo su contenido bajo el juramento que tiene dado que es de edad de veinte años poco más o menos, y por no saber firmar, hizo la señal de la Cruz y lo firmé con testigos.
Nicolás de la Quintana.
Testigo: Juan Barreda y testigo Juan Recuezo.
Mayo, Carlos (Ed.), Fuentes para el estudio de la frontera, voces y testimonios de cautivos, fugitivos y renegados. (1752-1790), Grupo Sociedad y Estado “Ángela Fernández”, F.H., Depto. De Historia, UNMdP, 2002, pp.(50:52).
Edición y corrección: Van Hauvart Duart, Maximiliano L. Estudiante de Letras. FH, UNMdP.