Reservados todos los derechos. El contenido de esta introducción no puede ser reproducido ni todo ni en parte, ni transmitido ni recuperado por ningún sistema de información en ninguna forma ni por ningún medio. Sin el permiso previo del autor o la cita académica correspondiente.
D.N.D.A. Registro de autor 5.274.226
The Killing Year, epidemias y enfermedades en el Canadá Francés en el siglo XVII
por Diana A. Duart CEHis-FH-UNMdP y Carlos A. Van Hauvart CEHis-FH- CNAUI-UNMdP.
Introducción:
Las enfermedades y las epidemias han ocupado un enorme interés por parte de los historiadores, especialmente en el campo de la demografía histórica. La peste negra que hizo sucumbir a gran parte de la población europea a mediados del siglo XV es prueba de ello. Muchas de las preguntas e interrogantes que surgieron para explicarla fueron después renovadas cuando se investigó la hecatombe demográfica que provocaron las distintas experiencias coloniales en América.
Dos sociedades, los Incas y los Aztecas sufrieron ese colapso demográfico. Se han discutido las cifras planteadas por Sherburne Cook y Woodrow Borah sobre la población en la meseta mexicana antes de la conquista, pero no los efectos de las enfermedades a posteriori de la derrota azteca. Nathan Wachtel hizo lo propio para los Andes. Nicolás Sánchez Albornoz brindó un aporte inicial extraordinario al afirmar que la causa del derrumbe demográfico fueron las enfermedades, sin descartar otras causa, pero haciendo hincapié en este punto.
Como dijimos, los europeos tenían muy cercana la experiencia de la peste negra y como se fue expandiendo. Sin embargo un primer punto a tener en cuenta fue la intensidad de las enfermedades que asolaron al Nuevo Mundo, que estuvo vinculada al aislamiento de quienes vivían antes de la llegada de los europeos.
Tempranamente la viruela atacó las poblaciones del Caribe dando muestras a los europeos de lo devastador de su efecto en términos demográficos, junto al sarampión cruzaron el continente instalándose en la Meseta Central de México y, de ahí, viajó hasta Centro américa. Nada las podía detener.
El mismo proceso se dio en el norte del Nuevo Mundo, holandeses, ingleses y franceses lo observaron en las sociedades cazadoras recolectoras o con una incipiente agricultura del maíz.
El segundo punto a tener en cuenta es que estas epidemias repiten el ciclo destructor que sucedió en Europa, el cual es PESTE – HAMBRUNA – PESTE.
Una tercera cuestión es que para los historiadores es difícil determinar qué tipo de enfermedad atacaba a estas sociedades, nos basamos en las descripciones que nos proporcionan los europeos y obviamente sabemos que la disciplina médica de aquellos tiempos era al menos en estos temas mínima. Si para muchos europeos la peste negra fue un castigo divino, en el norte de América la aparición de esta problemática fue para los habitantes de estas tierras, producto de la brujería que traían los europeos, en especial en el caso francés representado en los Jesuitas. Los Hurones tuvieron una fuerte y estrecha relación, con aquellos, en el seno de las Misiones Jesuitas fundadas en el Valle del San Lorenzo o en el Lago de los Hurones. En muchas oportunidades los sacerdotes eran asesinados al ser vinculados como causantes de las epidemias.
Hoy en Aportes traemos a los lectores una cita de Bruce G. Trigger de su obra “Natives and Newcomers, Canada´s “Heroic Age” reconsidered “ (1) sobre el punto de The Killing Years, que esperamos pueda ser utilizado en clase para poder comparar el colapso demográfico que provocaron las enfermedades y las epidemias en las distintas experiencias coloniales. Sumamos además un mapa hecho con el Map Maker intereactive de National Geograpihc para que los alumnos puedan ubicar en donde se situaban las sociedades que el autor menciona.
THE KILLING YEARS
El regreso de los jesuitas al país Hurón correspondió históricamente con el primer registro de propagación de una epidemia de origen europeo a lo largo de esta parte del nuevo mundo. Durante los próximos siete años una serie de estas epidemias devastaron a los hurones y sus vecinos. El estado rudimentario de los conocimientos médicos en el siglo XVII y la falta de descripción suficientemente detallada de estas enfermedades, impiden la identificación precisa de la mayoría de ellas. La epidemia de 1634 — probablemente fue introducido en el valle de San Lorenzo por los barcos que habían llegado de Francia en junio, aunque también hubo epidemias en Nueva Inglaterra en este momento.
Cuando los hurones visitaron Trois-Rivieres en julio, los Montagnais y Algonkins morían allí en gran número. Antes de regresar a sus hogares, la enfermedad se había extendido por el valle de Ottawa, infectando el Algonkins que vivían allí. La mayoría de los comerciantes que habían estado en Trois-Rivieres cayeron enfermos, y la enfermedad se transmitió a través de las aldeas de los hurones durante el verano tardío y otoño.
Muchos hurones fueron afectados porque la pesca de otoño fue seriamente reducida y las cosechas se pudrieron en los campos. Entre los indios, la enfermedad comenzó con una fiebre alta, seguida por una erupción y en algunos casos ceguera o deterioro de la visión que duró varios días y luego diarrea. La erupción fue descrita como «una especie de sarampión o viruela»: un recordatorio del siglo anterior para los médicos expertos de Europa habían logrado distinguir una enfermedad de la otra (McNeill 1976:105). Se observó que la erupción era diferente a la de Francia. Mientras que una gran cantidad de hurones enfermaba, la mayoría de ellos parece que se han recuperado, aunque muchos seguían débiles durante el invierno.
Hay muchos debates sobre la identificación de la enfermedad. Una epidemia de viruela, cuyo origen dice haber sido inglés, había afectado a Nueva Inglaterra en 1633 y es considerado por algunos como la enfermedad que los Mohawks sufrieron en 1634.
M.K. Jackes (1983) considera que esta misma enfermedad fue introducida en el valle de San Lorenzo por los ingleses y se propagó al norte de los iroqueses, y sugiere que se trataba de una cepa de viruela que causó relativamente pocas muertes.
Por otra parte, J. Duffy (1953:165) y H.F. Dobyns (1983:17) la identificaron con el sarampión, mientras que otros han sugerido que es gripe (Talbot 1956:13 1).
El hecho de que algunos franceses se enfermaran, aparentemente del mismo mal, pero se recuperaban en pocos días (Thwaites 1896-1901, 7:22 yo), hizo que la viruela fuera identificada inmediatamente cuando explotó en 1639, indica que lo más probable es que se tratara de esta enfermedad. En agosto de 1636 un brote de influenza comenzó a propagarse desde el valle de San Lorenzo al interior donde causó muchas muertes y dio como resultado hambrunas entre los pueblos cazadores y recolectores de la región.
Alcanzó a principios de septiembre el país Hurón y durante dos semanas los jesuitas y sus ayudantes fueron confinados a sus camas con calambres y fiebre. Todos ellos se recuperaron, sin embargo la enfermedad creció con más fuerza cuando los hurones se asentaron en sus aldeas hacia el invierno, disminuyeron algo durante los meses más fríos y entonces estallaron otra vez en la primavera siguiente.
Tomó cerca de seis semanas para que la enfermedad afectara a toda la comunidad, pero en otras la duración fue diferente y hubo algunas que no fueron afectadas. Parece que el Attignawantans sufrió más que las tribus del este de la Confederación de la Huronia (Thwaites 1896-1901, 13:131-3, 165).
La tasa de mortalidad también parece haber sido más alta en comunidades que fueron atacadas por las enfermedades en la primavera. Sin duda porque los víveres se fueron agotando y la resistencia era más débil entonces. El diez por ciento de los Nipissings que estaban invernando en el país Huron murieron de esa enfermedad.
Incluso lo que permite una menor tasa de mortalidad como resultado de más alimentos y mejores viviendas, no sirvió para que un gran número de hurones hayan perecido. Poco después de que los hurones habían partido para negociar con los franceses en 1637, un nuevo brote de la enfermedad se propaga a través del país de los Hurones.
También alcanzó el valle de Ottawa y el puesto de comercial en Trois-Rivieres. Muchos indios que habían contraído esta enfermedad murieron al cabo de dos días. Sin embargo los franceses no enfermaron, lo cual sugiere que probablemente era una dolencia que se contraía en la infancia y por ello muchos adultos europeos eran inmunes.
La fiebre escarlatina ha sido sugerida (Dobyns 1983:22). Parece que esta dolencia se había extendido al norte de las Susquehannocks, ellos fueron afectados por una enfermedad no identificada a principios de año (Thwaites 1896-1901, 14:9).
Un gran número de Wenros, quienes vivieron entre los Senecas y los Neutrales y comerciaban con las Susquehannocks, probablemente murieron de esta (ibíd., 15:159).
Esta epidemia persistió en el otoño y parece que mató a muchas más personas que los dos anteriores.
En el verano de 1639 fue identificada una epidemia de viruela, que se extendió por el valle de St Lawrence, matando a muchos indios que vinieron para comerciar. La enfermedad se cree que se la han contagiado un grupo de Algonquinos que pasaron por Nueva Inglaterra que visitaron a los Abenakis (Thwaites 1896-1901, 16: 101).
Pronto las Algonkins morirían en números tan grandes que no podían enterrar a sus muertos. Los comerciantes hurones llevaron la epidemia con ellos donde persistió durante el invierno. Muchos miles de hurones murieron, considerablemente más de lo que habían perecido en las tres últimas epidemias juntas.
Sólo un francés fue afectado en esa epidemia mientras regresaba desde Quebec hacia el país Hurón, casi murió pero se recuperó. La epidemia se extendió de los Hurones a los Petuns y a los Neutrales. En el invierno de 1640-1 se convirtió en una epidemia grave, y probablemente esta fue la que afectó a los Senecas haciendo estragos entre ellos (ibíd., 2 I: 2 I II). (2)
MAPA EN IMGUR
Traducción
- Diana A. Duart y Carlos Van Hauvart.
Cita
- (Trigger, Bruce; Natives and Newcomers, Canada´s «heroic Age» reconsidered, McGill-Quee´s University Press, 1985 Canada, p.427
- ob.cit., pp. (229:231)
Edición y dibujo de mapa
- Maximiliano Van Hauvart, estudiante UNMdP
Código QR
[dqr_code post_id=»1806″]