Aportes de la Historia

Notas dispersas sobre Historia

V Jornadas Nacionales de Historia Social del 13, 14 y 15 de mayo de 2015. La Falda, Córdoba. Prof. Diana A. Duart y Carlos A. Van Hauvart

Reservados todos los derechos para V Jornadas de Historia Social del 13, 14 y 15 de mayo de 2015. La Falda, Córdoba. Publicación en actas. El contenido de esta publicación no puede ser reproducido ni todo ni en parte, ni transmitido ni recuperado por ningún sistema de información en ninguna forma ni por ningún medio. Sin el permiso previo del autor.

V JORNADAS DE HISTORIA SOCIAL

LA FALDA, 13, 14 Y 15 DE MAYO DE 2015

MESA 1- Historia, espacio y sociedad. Reconcideraciones para el trabajo disciplinario.

Coordinadoras: Aurora Ravina (CEH) y Beatriz Moreyra (UNC-CONICET)

 

Van Hauvart, Carlos y Duart, Diana.

 Departamento de Historia, Facultad de Humanidades, U.N.M.D.P.

carlosvanhauvart@gmail.com ; duart.diana@gmail.com

 

Historia, espacio y sociedad. Reconcideraciones para el trabajo disciplinario.

 La investigación de la historia argentina en general y su historia económica en particular han evolucionado de manera destacable desde la recuperación de la democracia. En torno a las distintas actividades productivas se desarrollaron pesquisas que incorporaron nuevas metodologías de análisis, abordaron diferentes arcos temporales y espaciales que fueron enmarcados en renovados encuadres historiográficos. Esta observación hace referencia a la actividad desarrollada en ámbitos académicos. Entonces surge una pregunta obligada ¿qué parte de esta historia renovada ha trascendido, se ha filtrado al ámbito de la enseñanza en el ciclo medio?

Si bien los Documentos Jurisdiccionales de la provincia de Buenos Aires han pautado una serie de cambios y consideraciones en lo que respecta al nivel de análisis económico dentro de la disciplina Historia (en especial en la relación Hombre-Naturaleza- Sociedad), la realidad indica que se sigue apelando a periodizaciones clásicas que han sido objeto de revisión y a explicaciones en donde abundan generalizaciones y afirmaciones que han sido refutadas hace más de quince años por un sólido corpus de investigaciones.

La renovación disciplinar, a su vez, hace intersección con una nueva gama de recursos digitales que modifican y dinamizan la construcción y el intercambio del conocimiento en el aula.

En esta presentación pretendemos mostrar el trabajo desarrollado para la confección de un texto digital y el desarrollo de un contenido elaborado para el tercer año de Enseñanza Básica como es el de la estancia y la conformación del denominado capitalismo agrario en el Rio de la Plata a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.

Esta aplicación le permitió a los alumnos trabajar en formato digital, en donde el recurso y el contenido interactúan. Este dispositivo, este nuevo formato renueva y agiliza la interacción entre el docente y los alumnos (y entre ellos mismos) que redunda en una optimización de la tarea cotidiana en el aula.

Consideraciones prescriptivas

La emergencia de temas que para el ámbito curricular de la Historia escolar pueden presentarse como novedosos, pero no lo son tanto para el ámbito académico. Quienes compartimos ambos espacios podemos reconocer tensiones explicativas, instrumentales que no se agotan en nuestra disciplina, sino por el contrario, requieren de la convergencia de otras ciencias.

Así la propuesta curricular engloba a nuestra disciplina junto con la Geografía bajo el rótulo de Ciencias Sociales, además de aquellas que acompañan como la Antropología, la Sociología y la Economía. Y es en especial la relación de la Historia con la Geografía donde deseamos detenernos. La importancia del espacio como una de las dimensiones irrenunciables de nuestra materia, y que permiten explicar “La realidad social como un complejo de espacio/tiempo y naturaleza /cultura. Permita el objetivo…de captar regularidades, cambios y continuidades en las sociedades y sus problemáticas sociales, territoriales y ambientales.”[1] La construcción de la espacialidad humana es el resultado de un proceso sociohistórico atravesado por dimensiones económicas, políticas, culturales y simbólicas.

En el caso de la formación de la sociedad colonial americana y de sus estructuras económicas y políticas se pueden percibir dichas construcciones espaciales urbanas y rurales. El espacio y sus escalas se relativizan en función de sus recursos, producción, circulación y conectividad. Ello genera el desafío de que los estudiantes puedan reconocer las distintas formas que los procesos productivos, las redes familiares, los circuitos mercantiles, la reorganización institucional, etc. En última instancia, poder percibir la diversidad de modelos que dan cuenta de una parte del desenvolvimiento de la sociedad.

Este conocimiento permite una actitud participativa, problematizadora y constructiva. Que puede practicarse a partir de un estudio de caso, que permite el desarrollo de habilidades tales como el análisis, síntesis y evaluación de la información. Pone en juego el desarrollo del pensamiento crítico, el trabajo en equipo y la toma de decisiones, además de actitudes de innovación y creatividad[2].

Los documentos curriculares proponen una batería de fuentes propias de la Historia como medio de información para el trabajo de los estudiantes. Entre aquellas, los documentos históricos (tasaciones, inventarios, sucesiones) y los mapas históricos los que consideramos con más énfasis para nuestra propuesta.

 

Reflexiones teóricas

Fernand Braudel[3]; nos recordaba “la geografía es una gran ayuda para la historia[4]. Es cierto que cada ciencia humana siempre ha pretendido ser autosuficiente. Los hechos, los procesos de la historia deben situarse en el espacio para poder comprenderlos mejor y plantear con mayor exactitud los verdaderos problemas.

La sociedad y el espacio ingresan en una relación simbiótica, en donde los factores ayudan o estorban una parte de su historia. Esta sección es la que reconoce como Geohistoria. Este vínculo ha recorrido la búsqueda de equilibrios, los paisajes americanos han sido desequilibrantes, inestables y por momento anárquicos[5].

La geohistoria es el estudio de un doble vínculo, de la naturaleza con el hombre y del hombre con la naturaleza, el estudio de una acción y de una reacción, mezcladas, confundidas, incesantemente reanudadas, en la realidad de cada día[6]. La acción y relación de las cosas del hombre en su medio, es lenta. Por ello no considerar la geografía en nuestros análisis conlleva a dibujar horizontes incompletos, realidades engañosas y problemas planteados en falso. En este sentido es importante destacar la caracterización regional que hizo Halperin Donghi, en su clásica obra Revolución y Guerra.

En el Prefacio al Atlas histórico mundial Georges Duby señalaba “la historia se inscribe en el suelo, y no sólo la historia política, sino también las instituciones, las creencias, la creación artística, las costumbres o las relaciones económicas”[7]. Las investigaciones y la enseñanza de la historia no pueden prescindir de la representación gráfica del espacio, no podemos omitir el uso de los mapas.

La cartografía presenta una variedad temática, en cuanto a lo que pretender informar. La construcción de esas representaciones se basa en el criterio de exactitud. Es lo que Brian Harley describía como positivismo cartográfico. El tema principal de los mapas es reflejar su precisión. Esta depende del grado de semejanza entre dos conjuntos de relaciones espaciales, uno dentro del mapa y otro en la superficie que se proyecta en éste. Pero aquella valoración difiere para los historiadores, en donde un mapa “… es una construcción social del mundo expresada a través del medio de la cartografía (…) redescribe el mundo… en términos de relaciones de poder, preferencias y prioridades culturales.[8]

En función de esto es necesaria una pequeña reflexión sobre el espacio de circulación y poblamiento en la historia escolar.

La mirada más clásica que mostraron los manuales escolares durante un largo tiempo con respecto al uso de mapas, corresponde a las divisiones administrativas estatal que tanto los Austrias como los Borbones impusieron en sus colonias. Esta mirada estaba asociada a una historia institucional.

La ruptura era inevitable, especialmente con respecto a la incorporación de temáticas económicas más renovadas que desde lo académico se acercaron a la historia escolar. El espacio es explicado desde la perspectiva del eje Buenos Aires- Potosí, la clave de análisis, la fundación de ciudades  que   estaban  conectadas por la necesidad de abastecimiento y circulación de productos del demandante mercado de  Potosí, pero que revela el cambio radical de cómo se mira el espacio virreinal, lamentablemente muchos de estos mapas de circulación quedan constreñidos al actual territorio argentino.  Lo novedoso además  es que se puede vincular estas ciudades al viejo mapa administrativo desde otra perspectiva.

Esa espacialidad económica obviamente incluye a Potosí, pero no incorporaba a las ciudades  que están cruzando la cordillera y que concretaban una vía de comunicación entre el Atlántico y el Pacifico, de vital importancia para el imperio español.

Lo más asombroso es que muchos mapas no conectan la banda oriental con la orilla occidental del Río de la Plata, no poniendo en énfasis la importancia económica, de articulación y de competencia entre las ciudades fundadas por el imperio en ambas bandas. Especialmente con respecto  Buenos  Aires y  su relación conflictiva con  Montevideo, que son puertos de ingreso y egreso del tráfico comercial legal e ilegal.

Sobre Buenos Aires, el mapa más clásico que ha persistido es sobre el avance de la frontera de Buenos Aires en el periodo colonial, el independiente y con la organización del estado provincial a partir de 1820. Que muestra básicamente como en  un proceso de cien años la provincia de Buenos Aires definió sus límites territoriales actuales.

Sin embargo el proceso previo de asentamiento de población está prácticamente ausente. La orilla occidental solo manifiesta en muchos mapas un único lugar de referencia, Buenos Aires, olvidando a lugares como Magdalena, Quilmes, San Isidro, San Pedro o San Nicolás que conectaban  mediante el Rio de la Plata a la Banda Oriental o a los poblados que se encontraban en el norte del Paraná y el Uruguay.

Algunos mapas escolares han mostrado un área de frontera más dinámica donde  quedan explicitadas las relaciones  con las poblaciones  prehispánicas.  Aunque es de destacar que las señales de referencia hidrográficas son nulas, salvo el Rio Salado para ejemplificar la frontera, sobre la ubicación del Rio Sanborombon, Lujan, Areco,  Arrecifes o Arroyo del Medio la ausencia es llamativa.

Si tales mapas hidrográficos fueran interrogados sobre qué población se asentó, se observaría  otro tipo de referencia espacial.  Sobre el Rio Luján se ubicaron de norte a sur las capillas que posteriormente se convirtieron en pueblos como Pilar y Lujan que eran contenidas en el sur por el Fortín de la Guardia del Lujan.  Sobre el Rio Areco se encontraba la capilla de Areco, para los lugareños existía además la expresión Areco Arriba o Areco Abajo expresión tan común en el mundo hispánico.  Sobre el río Arrecifes se asentó la capilla  del mismo nombre. Es un arco que comienza en Buenos Aires y que va conectando con cientos de postas a  Merlo, Lujan, Areco, Arrecifes  para terminar en el  Fuerte de Pergamino, desembocando en el Arroyo del Medio que lo conecta con Santa Fé   y cuyo destino es Córdoba. Además, es inexplicable la ausencia de la distancia entre ciudades y el tiempo necesario para recorrerlas.

[1] Provincia de Buenas Aires (2007), Ciencias Sociales – Documentos Curriculares ESB. La Plata, p. 59.

[2] Provincia de Buenas Aires (2007), Ciencias… op.cit., p. 72.

[3] Braudel, F., (2002) Las ambiciones de la Historia. Barcelona: Editorial Crítica, Cap. III, pp. 53:87.

[4] Braudel, F., (2002) Las ambiciones… op.cit., p. 62.

[5] Cunnil Grau, P., (1999) Geohistoria. En: Carmagnani, M., Hernández Chávez, A., Romano, R.,(Coordiandores) (1999), Para una historia de América I. Las estructuras. México: Fondo de Cultura Económica, Capítulo I, pp: 13-159.

[6] Braudel, F., (2002) Las ambiciones… op.cit., p.78.

[7] Duby, G., (1987) Atlas histórico mundial. Barcelona: Editorial Debate, p. 3.

[8] Harley, J.B. (2005) La nueva naturaleza de los mapas. Ensayos sobre la historia de la cartografía. México: Fondo de Cultura Económica, p. 61.

Edición y corrección: Van Hauvart Duart, Maximiliano L. Estudiante de Letras. FH, UNMdP

Carlos-2

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