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RL-2024-66246392-APN-DNDA#MJ (SEPTIMA SERIE)
En este episodio abordaremos algunas cuestiones planteadas por Antonio Carrasco Álvarez en su libro «Guerrilla. Una historia nueva de la guerra de la independencia» publicado por la editorial Desperta Ferro. Dando continuidad a los abordajes anteriores sobre este tema tratados a partir de la obra de Jean René Aymes (véase episodios 100 y 101 del Rincón de Adso). Serán Diana Duart (UNMdP/FH/Historia/CeHis/INHUS) y Carlos Van Hauvart (Colegio Nacional Dr. Arturo Umberto Illia/UNMdP) quienes los acompañaran en este episodio.
Bandidos y guerrilleros en la guerra de independencia española. Ep.102
Citas de autor que son leidas durante el videopodcasting
Cita 1
“La caballería de la partida de Longa, por ejemplo, estuvo formada en su mayoría por westfalianos y hanoverianos que habían desertado a su paso por Vizcaya en 1810.34 La división del Empecinado también tenía un pequeño contingente de caballería alemana, la llamada compañía de Reales Extranjeros, formada por cuarenta hombres reclutados entre desertores holandeses y de Nassau.35 En noviembre o diciembre de 1809, un tal Carlos Bletel, natural de Bruselas, y capitán en una compañía de granaderos, desertó con toda su tropa, uniéndose a la partida de Javier Mina; permaneció en la guerrilla navarra hasta el 17 de octubre de 1810, que fue cuando Francisco Espoz le concedió permiso para escoltar un convoy de prisioneros hasta Alicante, donde pretendía unirse al regimiento de guardias valonas.” (pp. 191:192)
Cita 2
“Un paisano que se había unido a un batallón de voluntarios movido por el entusiasmo patriótico en el verano de 1808, pero que había desertado tras las derrotas del otoño de 1809 no era, por mentalidad, un «militar», sino un civil en uniforme. El paulatino alejamiento entre el mundo civil y el militar es uno de los rasgos característicos de la profesionalización de los ejércitos a partir de la segunda mitad del siglo XVII, y es precisamente durante las Guerras Napoleónicas cuando se consolida la separación de ambos en universos conceptuales diferenciados, esto es, cuando los ejércitos europeos desarrollaron una cultura profesional propia que se manifestaba en la existencia de espacios distintivos – cuarteles–, uniformes e incluso hasta modas –barbas, bigotes–;98 dicho de otro modo, cuando la guerra deja de ser un arte aristocrático y se transforma en una ciencia burguesa.” (pp.200:201)
Cita 3
“La crisis que vivía la patria les daba la oportunidad de asumir los rasgos positivos asociados a la masculinidad –sacrificio, violencia- y a través de ese virilización, como la define Andreu Miralles, reivindicar su rol como ciudadanos. Con esto no quiero decir que la miseria, el hambre, la falta de trabajo, las necesidades materiales en última instancia no fueran importantes, sino que no podemos usarlas como excusa para ignorar que las mujeres españolas de 1808-1814- al menos algunas de ellas – se esforzaron por participar en la vida política de la nación y que lo manifestaron exponiéndose a la las balas, patíbulos y cárceles francesas. Saciar el hambre no era incompatible con tener conciencia política”. (p.206)
-Carrasco Álvarez, Guerrilla. Una historia nueva de la guerra de la independencia, (2025), Madrid, Ediciones Desperta Ferro. Pag.418.
Edición: Carlos Van Hauvart (Colegio Nacional Dr. Arturo Umberto Illia/FH/Historia/CeHis/INHUS)