Dos palabras acerca de la fuente que integran esta edición. Se trata de las declaraciones de cautivos existentes en la sección Comandancia de Fronteras de la Sala Novena del Archivo General de la Nación y otros legajos del mismo fondo documental. Su texto ha sido modernizado para facilitar la lectura de un público amplio y no solo académico.
Declaración de Rafael de Soto, junio de 1752.
En Buenos Aires, a catorce de junio de 1752 para la información que está dando el Procurador de esta ciudad, presentó por testigo ante sí mismo a Rafael de Soto, uno de los españoles cautivos que se dice haber llevado a los indios infieles y enemigos a quien al efecto de tomarle se le recibió juramento que lo hizo por Dios nuestro Señor y una señal de la Cruz según derecho el cual ofreció decir la verdad de lo que supiere y le fuere preguntado y siéndole el tenor de las preguntas y el interrogatorio:
A la primera dijo, es cierto que el día veintitrés del diciembre del año pasado de mil setecientos cincuenta y uno, habiendo invadido los indios enemigos que hostilizan las fronteras de esta jurisdicción del pago de Magdalena, las estancias de Don Nicolás de Chavarría, de Doña Bernarda Arias, mataron y robaron en otra estancia de Chavarría cinco hombres y se llevaron tres cautivos nombrados Bartolo que parece indio santiagueño, un negro esclavo de otro Chavarría, nombrado Santiago y un mulato o indio tape, cuyo nombre ignora, y toda la caballada y yeguas que pudieron avanzar de otra estancia, ya al que declara, a Acensio, mulato del Tucumán, los llevaron cautivos otros indios de la estancia de Doña Bernarda Arias y donde estaban como asimismo toda la caballada y yeguas y enderezando su viaje hacia la sierra de Guaminí, pasaron en vía por inmediato a las Chacras de la reducción de los indios Pampa y que están a cargo de los reverendos padres de la Compañía y que según le dije al que declara el indio don Felipe Yati, que era el que mandaba a todos los demás, estaría en la reducción dos leguas de allí de donde pasaron el Salado; y que asimismo es verdad que el otro indio Yati, en aquel mismo pasaje donde le contó lo que lleva declarado, le dijo como los indios de la Reducción le habían faltado, engañándolo pues habían quedado apartados que para hacer el hecho que habían ejecutado había que juntarse con ellos en el citado paraje donde le contó lo ya dicho, y que asimismo el dicho Yati, le conto al que declara como el destino que traían no era hado primero con de Chavarría, y doña Bernarda, sino vinieron dar a lo de Bernarda Ramírez, por interés y de los caballos manchados que tiene y de pasar ejecutando el estrago que hicieron, y por habérseles enfermado el indio José de la reducción que hace de baqueano, y fue el que guió cuando dieron vuelta ya pasados a sus tierras quien había venido con ellos desde dichas su tierras, y se mantiene siempre ahora con ellos y al fin el que declara habiendo tenido industria, y sabido agradar a su amo que era un indio cacique pehuenche llamado Guepi-Guanaque, este lo dejó sobre las salinas de San Lucas en el arroya que viene de Guaminí con veinte indios a su cargo, a que cuidase las yeguas y caballos que habían llevado, y dicho su ama, y Yati con su gente, pasaron a los montes y al algarrobal, y habiéndose mantenido el declarante a los que parece un mes para más o menos con los veinte indios de su cargo, pasaron por allí cuarenta indios de Yati, que venían de hacer daño a la Matanza, y como hubieran hablado con el que declara y díchole a los que venían, conmovido celo que habían de padecer los cristiano y fijándole siempre su religión determinó escaparse, como lo ejecuto caminando cinco días a caballo, y cuatro a pie, donde hubo de padecer y salió de la Frontera de Luján.
Y responde a la segunda dijo, es cierto y le consta al que declara por haberle visto y que estando con los veinte indios que quedaron a su cargo pastoreando la hacienda de su amo llegaron allí dos indios que iban de por acá y platicaron con l que declara y con los otros y les contaron eran de las Reducciones, porque dijeron iban a ver a Guepiguanque su amo, y luego que comieron marcharon y se fueron dónde estaba Yati, y que ciertamente dichos dos indios eran de la Reducción así por lo que ellos dijeron como prueba lo traje, y que da razón a Acensio y su compañero Bartolo, y que ahí a pocos días, un indio pehuenche llamado Pintin, vino de donde esta Yati, adonde estaba el que declara y le contó, como de aquellos dos indios de la Reducción habían ido allá y le habían estado cinco días y de ahí habían vuelto, por la sierra, por lo que nos vio el que declara.
Y responde a la tercera dijo, que es muy común que los indios de la Reducción tratan y contratan con los demás indios infieles y así por haber visto los dos que antecedentemente lleva declarados como por los ponchos que traen a esta ciudad, los cuales sabe el que declara no los fabrican en dicha Reducción, no sabe con individualidad que les den noticia de nuestro estado, les deja entender que así lo ejecutarán pues se comunican.
A la cuarta dijo se remite a lo que tiene declarado en los antecedentes y responde.
A la quinta dijo, sabe y así le consta del que declara por habérselo oído a los mismo indios enemigos que todo cuanto se intenta aquí en esta ciudad en defensa de ella, y su jurisdicción y castigo suyo de ello lo saben al pie de la letra y esto lo comprueba el que declara cuando se intentó crear la Compañía de Blandengues que se ha puesto en el Arrecife, luego supieron ellos animas; y aun le dijeron al que declara que se intentaba poner a Andrés de Soto, pariente del que declara, y muy amigo de los indios pehuenches ahora, no sabe esta individualidad de noticia, por donde la adquieren ellos pues en su conciencia, y bajo del juramento que lleva hecho y no pude directamente vecindear los indios de dicha Reducción, porque se los dan y que es cierto, público y notorio que continuamente andan en esta ciudad y tratan y contratan en ella, oyen y ven lo que pasa, y que un indio de los veinte que estaban entre la compañía pastoreando los animales y a su amo, ladino en castellano, muchacho criado que fue del padre Matías y que no se le acuerda el nombre dicho al que declara que muchas veces ha venido al pueblo y comprado yerba y agua ardiente y se ha vuelto a ir y de esto no pone duda, el que declara que haya sido así, que cualquiera que lo vea y lo hable, como no lo conozca, no diga que es indio pampa, sino otro cualquiera de los amigos, pues el traje es como de cristianos con calzones, chiripá, camisa y lo demás que se usa lo cual lo vio el declarante en algunas ocasiones que se puso allá y contaba que cuando lo llevaron cautivo los alcanzo un indio ladino, llamado Lorenzo, por allá enfrente del Volcán, el cual no sabe de dónde salió, solo le oyó decir que era de la Reducción del Volcán, y que habían venido a la ciudad el cual iba vestido de calzones y chiripa y lo demás, y siempre anda vestido en la misma forma aun allá tierra adentro, y trabo mucha amistad con Acencio, a quien no pone duda le había comunicado muchas cosas tocantes al particular que le solicita y tanto que dormía en una cama junto con dicho Acencio
y responde a la sexta. Dijo que los ponchos que traen a vender los indios de la reducción son los que compran a los otros, que ellos no los fabrican, no sabe ni por visto ni oído y que los dichos enemigos, pero es cierto que dichos indios tiene muchas armas de todas laya como sables y lanzas, cuchillas, puñales, mas con el tiempo que el que declara estuvo cautivo, no vio ni supo de donde los había sacado
y a la séptima: Dijo no ha estado nunca en otro pueblo de la Reducción, pero es muy común y muy público que los Reverendos Padres nunca los han podido ni podrán sujetarles, aunque se esfuerza en lo posible, por su inclinación y están siempre comunicándose, tratando y comerciando con los enemigos, y que la misma voz de que serían buenos cristianos, y esto se confirma con lo que les oyó decir el declarante a tres indios y muchachas allá en la sierra de Guaminí, los cuales una se llama Polonia, otro Lucia y la otra Brigida de que el padre Matías y en la Reducción del Volcán les había lavado la cabeza y que si para esto les había dado panes y biscochos, dejándolos contentos que habiendo instruido en la Doctrina y demás necesario para ser cristiano los bautizo haciéndoles aquellos halagos que ellos entendían por paga para poder de aquella suerte atraerlos a su fe de Jesús Cristo, la que nunca abrazaron de corazón según se ve pues se fueron otra vez con los infieles, esto es cierto lo que dichos indios le contaron,
y responde a la octava, dijo sabe y le consta por haberlo visto que los indios del pueblo de la Reducción suelen venir a correr yeguas hasta inmediato a las estancias de la Magdalena y que no pone duda que a este tiempo puedan ir a comunicarse con los otros pues así mismo los dichos indios enemigos andan en el mismo paraje corriendo yeguas, y en lo demás del modo de vida y demás fundamentos que tienen dichos indios de la Reducción de los pampas no lo sabe porque nunca ha estado en dicho pueblo y que según el conocimiento y experiencia que tiene de los otros indios pampas a quienes ha comunicado como son a Yati, Bernardo Yati, Rafael Bonetillo y otros muchos cuyos nombres no se acuerda, indios muy ladinos en el castellano tanto como el que más, conoce evidentemente que nunca serán buenos cristianos.
Y en esto no hay ninguna duda pues habiendo estado estos en la Reducción, nunca le vio ni experimentó el que declara una acción en que mostraran algún temor a Dios y es cierto que si alguno de ellos, como se lo comunicaron todos han recibido el agua del bautismo en que no duda así sea por haberse andado aquí entre los cristianos, han llamado apostata y que los mismo han pasado del pueblo dela reducción como lo hizo el indio Joseph, que vino de baqueano cuando lo llevaron cautivo al declarante por lo que, y por todos los demás fundamentos que lleva declarado conoce con ciencia cierta que la reducción de dichos indios pampas que está en la otra banda del Salado es muy perjudicial a esta ciudad y su jurisdicción y que en el interino le quite dicho pueblo de aquel paraje no dejaran de venir indios enemigos a hacer daño a la Jurisdicción y esto el tiempo lo hará experimentar con lo que padecieron todos así en las muertes, robos y cautiverio como en los demás perjuicios
Y responde a la novena y dijo: es cierto y le consta al declarante por habérselo dicho Yati y los demás indios que habrán estado sujeto a la Reducción del Volcán y que por un quimera que tuvieron se fueron y desampararon otra reducción y que no hay duda que este indio Don Felipe Yati es el peor enemigo y el que invade toda esta jurisdicción, y teme justamente el que declara que por agosto este otro indio Yati en el Pago de la Magdalena en lo del inglés W.Blanco y luego al verano se vaya al otro lado de la cordillera que así lo tienen determinado, y como le faltaron en la primera, todo lo cual es la verdad es lo que sabe y para encargo del Juramento que lleva hecho en que se afirmó, y ratifico, habiendo leído su dicho y que es de edad de cuarenta y seis años lo firmó con su mano.
Lo que doy fe.
Rafael de Soto
Mayo, Carlos (Ed.), Fuentes para el estudio de la frontera, voces y testimonios de cautivos, fugitivos y renegados. (1752-1790), Grupo Sociedad y Estado “Ángela Fernández”, F.H., Depto. De Historia, UNMdP, 2002, pp.(19:23).
Edición y corrección: Van Hauvart Duart, Maximiliano L. Estudiante de Letras. FH, UNMdP.
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