Declaración del cautivo Matheo Funes, octubre de 1780
Respuestas que dio el cautivo Matheo Funes el día 28 de octubre de 1780 a las preguntas, que se le hicieron.
Que le llevaron de las Chacras de Juan Leal en el Partido de Luján el 28 de agosto último en la irrupción que hicieron los Indios.
Que no sabe el número de estos que acometieron a dicho Partido, que eran muchos; tanto que no se alcanzaba a ver de una punta a otra: y añadió también que cuando pelearon con los de Luján los vio divididos en tres trozos; uno peleaba; otro que estaba mudando caballos y otro [parado viendo].
Que los caciques que mandaban eran el negro Lorenzo; y otro que no se acuerda el nombre; que entre la Indiada conoció al Indio Mathías del Cacique Thomas, agregado al Negro; y al Chanchuelo, que fue quien le cautivó.
Que el Cacique Negro estaba situado en la Sierra de las Ventanas; y todos los demás inmediatos a él, tirando al poniente.
Que así mismo vio cautivos entre estos Indios un santiagueño, un paraguayo y un mulatillo: que el primero estaba en la toldería del Cacique Lorenzo: que allí oyó, que era muy matador de cristianos: y que efectivamente vino con los Indios a Luján: que así mismo vio cinco mujeres cautivas
Que él se escapó sobre tarde; yendo a recoger los caballos de los Indios: que tres mujeres que hubieron de huirse con él las voltearon los Indios: que ha tardado diecinueve días por no ser baqueano del camino, y haberle corrido cinco indios, que encontró en el campo.
Que los Indios están resueltos a venir en esta luna y acometer al Partido de la Matanza, Cañuelas y Cañada de la Paja: y hace juicio, que ellos como baqueanos del campo pueden llegar en doce días, aunque vengan despacio.
Que las armas que usan son bolas de manija, y perdidas, y chuzas.
Que les oyó también la consideración, de que ejecutada la irrupción referida de la Matanza, habrían de volver a Luján por el tiempo de la siega, a quemar los trigos.
Que a la retirada de los indios del Partido de Luján se enfermaron muchos de dolor de costado, que los abandonaron los otros, en el concepto de que los seguirían los cristianos y murieron los más.
Que llevaron muchas haciendas: y están muy proveídos de Vacas; mucho más de caballos y yeguas y tantas que cuando bajan a beber cubren las orillas de aquellos Arroyos: y que en los Toldos de los Aucas vio también ovejas.
Que de los Bueyes, que llevaron, charquearon los más, y los fueron a vender a la costa del Mar donde hay españoles, y que de allí traen yerba, y Aguardiente.
Que el camino hasta donde están situados los Indios, es llano y se puede transitar sin embarazo, generalmente, cuando como al presente hay seca, respecto que le dijeron los Indios, que abundando las Aguas, se ponen aquellos campos muy fangosos; y que no tiene estrechuras que lo impidan.
Que las aguadas se alcanzan en el día: que son lagunas grandes donde puede beber mucha gente y caballadas.
Que la distancia a la Sierra de la Ventana, no puede afirmar, ni tampoco el número de los toldos e Indios pero que son muchos.
Añadió también, que allí conoció a una cautiva llamada Bernarda natural de esta ciudad, que le contó que la llevaron los Indios pequeña y que aunque después la rescataron sus parientes, con un hijo que ya tenía, se volvió a los mismos Indios.
Que a estos les ha visto mucha plata labrada y frenos chapeados de lo mismo.
Mayo, Carlos (Ed.), Fuentes para el estudio de la frontera, voces y testimonios de cautivos, fugitivos y renegados. (1752-1790), Grupo Sociedad y Estado “Ángela Fernández”, F.H., Depto. De Historia, UNMdP, 2002, pp.(30:31).
Edición y corrección: Van Hauvart Duart, Maximiliano L. Estudiante de Letras. FH, UNMdP.