[13 de marzo – 8 de abril de 1779]
[Diario del reconocimiento de los fuertes de la frontera de Buenos Aires, efectuado por el teniente coronel Francisco Betbezé de Ducos] (1)
Dia 24
Salimos a las seis y media de la mañana, y habiendo caminado por el O. N. O. hasta después de las doce del día ocho leguas, por unos campos sumamente áridos, sin gota de agua, y dichome los Baqueanos faltaría todavía otro tanto que andar de iguales campos ([áridos]) hasta el Arroyo de las Flores, para no exponer los animales aquedar aquella noche sin beber (supuesto que para remediar la gente hubiesen servido los pozos que se hiciesen) determiné ir a acampar a la misma costa del Salado que a la sazón demoraba al N. á legua, y media distante, llegamos pues a la una de la Tarde a dicho Campamento del Salado, que hayamos en aquel paraje con agua más arriba de la cincha de los Caballos, que la vivieron sin repugnancia, y en las barrancas de ambas orillas, (que son por allí de más de seis varas de alto, ó profundidad) hay infinidad de manantiales de manera que hechose algunos (…) a sus inmediaciones produjeron agua de regular paladar con increíble abundancia.
(El salado corre así al este), y Abunda (el Salado ) aquí de Peces de distintos generes, especialmente de Bagres muy grandes, de suerte que la pesca fue en esta tarde nuestra diversión con suficiente utilidad del plato.
Parece [sic] que esta abundancia de Peces, especialmente de los grandes, denota que esto rio no seca tan fácilmente como quieren darnos a entender algunos informes.
Se vieron en esta jornada varias tropillas de Toros, y algunas de Baguales.
Cita:
(1) Levene, Ricardo (advertencia), Primer congreso de Historia de lo Pueblos, Caítulo V ,Apéndice Documental, Direcciónes de impresiones oficiales, La Plata, 1952, pag.67:68.
Edición: Maximiliano Van Hauvart, estudiante UNMdP.