Aportes de la Historia

Notas dispersas sobre Historia

El mestizaje cultural en la conquista de américa a través de Serge Gruzinski.

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Guion

Francisco Colonna

Desde el siglo XVI, la Corono quiso que hubiese una separación entre indios y europeos. De este modo, en las ciudades coloniales se establecieron dos “repúblicas”, la república de indios y la de blancos. Estas “repúblicas” fueron la forma en la que los españoles dividieron las ciudades, de modo que el centro era ocupado por los blancos, mientras que los indígenas habitaban los barrios periféricos. Debido a que los blancos pobres comenzaron a ubicarse en los barrios indígenas y que estos entraban y salían cotidianamente de la ciudad, la división establecida no se cumplía. Esa interacción dio rápidamente por resultado el mestizaje. Sin embargo, el mestizaje no fue sólo el resultado de la relación entre aquellos dos grupos, ya que desde un comienzo llegaron negros a América, cuya condición era la esclavitud.

Los múltiples cruzamientos entre blancos, indígenas, negros y los diversos grupos de mestizos produjeron una amplia variedad de combinaciones, conformando lo que se denominó la sociedad de castas. Tanto los afromestizos como los indomestizos eran considerados “gente vil y despreciable” (…). Precisamente, ante la inmensa variedad y la dificultad que implicaba reconocer el origen de cada quien, cuando se hacía necesario clasificar, todos aquellos que no pertenecían a los tres grandes grupos (blancos, indios y negros) eran catalogados como castas.

Ahora bien, los mestizos, producto de la unión entre españoles e indígenas, tenían algunas posibilidades que las demás castas no. La legislación permitía y promovía el casamiento mixto. En ciertos casos, estos casamientos representaban una posibilidad de ascenso y riqueza. Prueba de ello fueron los conquistadores que contrajeron matrimonio, por ejemplo, con mujeres indígenas pertenecientes a la élite incaica, también llamada nobleza cusqueña, y que por ello eran además propietarias de grandes extensiones de tierras.

Gruzinski va un paso más allá, y plantea que, además del mestizaje biológico, tuvo lugar un mestizaje de tipo cultural. Este involucraba la mezcla de creencias, ritos, ceremonias y actividades entre europeos e indígenas. Veamos qué dice el autor: “En los campos mexicanos, indias ladinas y mujeres mestizas compartían, sin aparente dificultad, ciertas prácticas de hechicería; atravesaban con espinas unas muñecas de pasta de maíz colocadas en cajas con pan, vino y una vela, para matar a sus víctimas. (…) Incitados por los principales indios de la tierra, algunos españoles se animan a consultar a adivinas y adivinos indios, sin preocuparse mucho por si era cosa prohibida o lícita.”

El mestizaje cultural adoptó muchas formas e involucró muchos aspectos de la vida de los actores: la pintura, el teatro, la arquitectura, entre muchas otras. Gruzinski nos alerta de la importancia de poder prestar atención a estos mestizajes, ya que son muestras concretas de un concepto clave para el autor, que es el de “apropiación”: el mestizaje entonces no es una simple “combinación de herencias” europea y americana, sino una selección, una relectura desde la propia cultura y creación de algo nuevo, que involucra nuevas identidades. Veamos un ejemplo para clarificar:

“Un campesino español de Michoacán ingiere unos hongos con el objeto de encontrar el rastro de su esposa; (…). Los resultados a menudo son convincentes, lo que multiplica las tentaciones. (…) indios, mulatos y mestizos acaban por creer en las mismas prácticas, por consultar los mismos adivinos y por ver las mismas apariciones. Una panadera de la ciudad de México, después de haber mandado en vano decir misas a San Antonio, se dirige a un indio para recuperar a su hija. El indio consume un alucinógeno, el ololiuhqui, e interroga a la planta divina, para luego informar a su clienta el resultado de la consulta (…).”

El consumo indio de sustancias psicoactivas y alucinógenas se había difundido mucho por la Nueva España a comienzos del siglo XVII entre los mestizos, los mulatos y los españoles que vivían con las comunidades indígenas. Esta propagación es ejemplo de un “mestizaje a la inversa”, ya que eran los no indios los que se “indianizaban”. Esas complicidades empujan a españoles y negros no sólo a tolerar ciertas prácticas prohibidas, sino a participar en ellas, con sólo que les convengan.

Como vimos, la idea sobre el mestizaje cultural que plantea Gruzinski nos permite ver a los indígenas como actores centrales de un proceso de encuentro entre dos mundos: el americano y el europeo. En vez de interpretarlos como actores pasivos y víctimas de la dominación, los vemos como sujetos activos, resguardando sus creencias y ritos y redefiniendo su identidad en el contexto de la nueva sociedad que estaba apareciendo.

 

Edición: Max Van Hauvart Duart (Nobu Voyage) y Carlos Van Hauvart.

Gráfica e imagén: Florencia Benítez  y Max Van Hauvart Duart (Nobu Voyage).

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