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El rol de Carlota Joaquina en la independencia rioplatense | Diana Duart | Cap 6 | Independencias
Guion por Carlos Van Hauvart y Diana Duart
Vamos a poner en foco algunas de las ideas planteadas por Marcela Ternavasio en su libro “Candidata a la Corona, la infanta Joaquina en el laberinto de las revoluciones hispanoamericanas” publicado por la editorial Siglo XXI.
Recordemos que Carlota Joaquina es hermana de Fernando VII y estaba casada con Joao, príncipe regente de Portugal. Ambos tuvieron que huir de Portugal en noviembre de 1807 por la invasión de Napoleón a la Península. Llegaron a Brasil, en enero de 1808, en donde instalaron la Corte en Río de Janeiro.
Con su hermano y padre prisioneros en Bayona se abrieron cuestiones de legitimidad sobre quién representaría a Fernando como monarca español. ¿Podía ser Carlota, Regente del Reino aún con la prohibición de la Ley Sálica? ¿Qué legitimidad tenían las juntas que gobernaban en nombre de Fernando frente a la posibilidad de una regencia de Carlota?
Más allá de que muchos historiadores consideran a los planes de la infanta Carlota Joaquina como extravagantes, Ternavasio nos brinda una perspectiva inicial que funciona como un ordenador explicativo que podemos trabajar en el aula. Veamos que nos dice: “…intento demostrar que, si bien dichos planes no gozaron de apoyos y consensos para imponerse en todas y cada una de sus estrategias su despliegue impacto significativamente en las disputas de poder de aquellos años y en distintos posicionamientos que fueron adoptando los actores involucrados..“
La autora también se pregunta sobre el peso que tienen los estudios sobre la oportunidad de regencia que podría haber tenido Carlota frente a las investigaciones que siguen las tesis fidelistas, autonomistas o independentistas.
En ese marco, observa el rol de Carlota frente a las disputas que se planteaban en España con los absolutistas, los reformistas, los moderados y los liberales con respecto a qué tipo de monarquía sobrevendría con la vuelta de Fernando VII.
Debemos tener presente la nota denominada “La justa reclamación” de agosto de 1808, como el primer paso que da Carlota para solicitar la Regencia. En dicho documento, se declaran nulas las abdicaciones de Carlos V y Fernando VII, y se solicita la protección de la Corona portuguesa que debería unirse a los españoles e ingleses para derrotar a Napoleón Bonaparte.
Sin embargo, el documento manifestaba que el motín de Aranjuez de marzo de 1808 había sido un tumulto en contra de su padre Carlos V y que llevó al trono a su hermano Fernando. Este acontecimiento fue aprovechado por Napoleón para invadir España. En conclusión, el rey era Carlos V, Fernando era el Príncipe de Asturias y ella – en esas dramáticas circunstancias- era la depositaria y defensora de la legitimidad de la casa de Borbón.
Los documentos con los Carlota Joaquina pretendía ser reconocida como Regente llegaron a las colonias en Hispanoamérica con él carácter de correspondencia privada y particular. El objetivo inmediato era ser reconocida oficialmente como regente en la metrópoli y las colonias. Estos escritos circularon a través de distintos personajes. Para la autora muchos podrían ser considerados como aventureros que buscaban una oportunidad y un lugar en el esquema de poder que se abriría con la regencia de Carlota. En cambio, otros actores estaban vinculados a las autoridades españolas como José Manuel Goyeneche, personaje intrigante que merece por si sólo una biografía.
La autora logra determinar en su investigación que los documentos fueron introducidos por el médico Carlos José Guezzi en el Río de la Plata. Italiano de origen, se dedicaba al comercio y hacía algunos años estaba instalado en Buenos Aires. El virrey Liniers lo había enviado, a comienzos de 1808, a Rio de Janeiro para tomar noticias de la instalación de la Corte portuguesa en Brasil. Guezzi de esa manera tomó partido por las ideas y los planes de la infanta Carlota Joaquina.
El contexto, durante la visita de Guezzi a Brasil, era de mucha tensión en el Río de la Plata por las diferencias que mantenía el Virrey Liniers con el cabildo de Buenos Aires y el gobernador de Montevideo, Francisco Xavier de Elio. Sumada a la expulsión del Marqués de Sasenay, enviado de Napoleón Bonaparte.
A estas tensiones debemos sumar las del Virreinato y la de la propia Corte de Braganza instalada en Brasil. Los porteños veían con mucha preocupación lo que significaba la Corte y sus posibles proyectos de expansión territorial sobre el virreinato del Rio de la Plata. En estas circunstancias, Liniers informa a la Corte que ha aceptado la fidelidad a Fernando VII y a la Junta de Sevilla.
No había dudas entonces de la posición del Virrey Santiago de Liniers.
Edición
Maximiliano Van Hauvart, FCSYTS-UNMDP
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