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La Corona portuguesa y el ciclo del Palo Brasil | Carlos Van Hauvart | Cap 10 | Historias coloniales
Guión por Prof. Diana Duart y Prof. Carlos Van Hauvart
La corona portuguesa tempranamente decidió explorar el atlántico sur y las costas del continente africano. A partir de 1415 gracias a estas exploraciones pudo dibujar lentamente la cara atlántica de África que finalizó en 1488 cuando Bartolomé Díaz logra llegar a los que hoy conocemos como el cabo de buena esperanza y en 1498 a la India, en esos 83 años sembró de factorías las costas, estas eran almacenes donde los barcos se aprovisionaban o reparaban para continuar viaje o como depósito de mercaderías, no presuponía una ocupación ni un proceso de conquista y colonización.
En 1500, la Corona llega y explora las costas de Brasil, específicamente lo que hoy llamamos Recife junto a castellanos y franceses. Sin embargo el Tratado de Tordesillas firmado entre los Monarcas de Castilla y Portugal permitió a este último hacer reclamos sobre los territorios explorados y ocupados en dicho territorio.
Esto no presupuso una ocupación efectiva. Portugal tenía pocos recursos disponibles para esta tarea, ocupada en asegurar su ruta por las costas de África para llegar a la India, objeto de muchas monarquías europeas.
El primer recurso que permitió a la Corona imaginar una ocupación fue la explotación del Palo Brasil. A este periodo se lo conoce en términos económicos como el Ciclo del Palo Brasil y duró entre 1500 y 1530.
El palo Brasil es un árbol de crecimiento lento y de mediana talla que llega hasta los 10 o 15 metros de altura. Y de ella se obtiene una materia tintórea que sirve para tinturar paños muy demandada en Europa por los talleres textiles.
Esta explotación la denominaremos extractiva, eso significaba que cuando se agotaba el recurso, los portugueses se dirigían a buscar nuevos lugares donde recomenzar la práctica extractiva, era una práctica nómade y destructiva. Esto no permitió el asentamiento fijo para pensar en un intento de colonizar el área.
La extracción era muy sencilla, los pueblos originarios se ocuparon de talar los densos bosques de palo Brasil y transportarlos hasta las embarcaciones. El pago que recibían iba desde “bagatelas de ínfimo valor” como nos señala Caio Prado Junior hasta herramientas para usar en el desmonte del Palo Brasil.
Copiaron la experiencia factorial de África para almacenar el palo Brasil y reparar las naves, en algunos casos las factorías también ofició de establecimientos militares cuando la relación con los pueblos originarios era conflictiva. Estas eran abandonadas ni bien se agotaba el recurso.
La demanda del Palo Brasil fue financiada por banqueros de los Países Bajos que lograron acuerdos con la Corona Portuguesa, esta la declaró como monopolio estatal para evitar el contrabando o el tráfico de otras monarquías como la Francesa que no reconocía el tratado de Tordesillas.
La decadencia de esta práctica extractiva indiscriminada hizo que el palo Brasil se agotara rápidamente. Y se pusiera fin al ciclo del palo Brasil.
En la próxima historia colonial explicaremos como el ciclo del azúcar permitió la ocupación de una buena parte de lo que hoy conocemos como República del Brasil.
Edición
Max Van Hauvart Duart, estudiante FCSYTS-UNMdP
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