Aportes de la Historia

Notas dispersas sobre Historia

La historia del hambre: la Revolución Francesa | F. Colonna y D. Duart | Cap 8 | Historias mínimas.

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El hambre en la historia: La Revolución Francesa.

Guión:

Francisco Colonna, Diana Duart y Carlos Van Hauvart

 

Hola a todos y todas, mi nombre es Diana Duart y con Francisco Colonna le damos la bienvenida un nuevo capítulo de historias mínimas producido por el Grupo Sociedad y Estado, pensado como un micro contenido digital y que se  publica en el canal de Aportes de la Historia en la  Plataforma de You Tube.

Hoy vamos a tratar el artículo escrito por Olwen Hufton “Conflicto social y oferta de cereales en la Francia del siglo XVIII” que se publico en la compilación que dirigieron Robert Rotberg y Theodore Radd “El Hambre en la Historia”.

Primeramente vamos a recuperar un problema “¿cuáles son las causas de la Revolución Francesa?”. Uno de ejes explicativos mas clásicos es el aumento del coste de los cereales que impacto en los sectores urbanos de Francia, especialmente en la Ciudad de París, donde los salarios de los artesanos no alcanzaban  para satisfacer su dieta, esto  derivo en un enorme descontento de los sectores asalariados. Entonces el estudio del precio de los alimentos y el salario en Francia durante el siglo XVIII fue uno de los principales objetos de la historia cuantitativa y económica. Ernest Labrousse es considerado uno de los principales impulsores de esta serie de estudios durante los 50 y 60.

En los 70, esta tesis es considerada insuficiente y se busca abordar otras cuestiones que vamos a analizar.

Entonces este autor nos señala que la población de Francia en 1789  según estimaciones conservadoras tenía entre cinco y seis millones más de bocas que alimentar que en 1720.  Entonces este aumento demográfico no se compenso con un aumento en la producción de cereales.

Lo que si aumento fue la producción vitivinícola y de producción artesanal textil que era intercambiado por el trigo del Báltico y la región Levantina. La primera conclusión es que la producción de cereales en Francia no podía abastecer a su propio mercado y dependía de otros mercados para su abasto. Hasta aquí sigue la tesis clásica.

Porque el mercado local no podía abastecer de trigo a Francia se pregunta el autor?. Responde que gran parte de la producción de la zona  cerealera en el norte  Francia está en manos de pequeños  agricultores que no pueden mejorar y aumentar la producción o sumar por medios tecnológicos tierras improductivas.

Posteriormente Ester Boserup en su trabajo “el impacto de la escasez y la abundancia en desarrollo”. Señalo esta cuestión:

“En los últimos siglos anteriores a la revolución industrial, las escaseces de alimentos a corto plazo fueron serias, pero no fueron debidas a la falta de tierra cultivable, sino a la falta de mano de obra agrícola. Los alimentos se hicieron escasos porque la población no agrícola creció más rápidamente que la mano de obra agrícola”

Otro elemento que analiza son las pautas de alimentación que no se han modificado en todo el siglo XVIII y que si va a suceder luego de la Revolución Francesa.

Los cereales son parte de la dieta básica. El pan era una especie de torta muchas veces de centeno llamadas Galletes. También hay platos que contienen avena, gachas de cebada, castañas o trigo sarraceno y que se refuerzan en primavera o verano con vegetales como el repollo, judías y diversos tipos de cebolla.  Como vemos el autor  pone en foco los alimentos que podrían haber complementado la dieta, sin embargo afirma que para los sectores asalariados la ausencia de pan era sinónimo de insuficiencia alimentaria.

En términos especulativos a comprobar Hufton entiende que no hay hambrunas como en el siglo XVII, pero  se debe que estudiar lo que él denomina signos de desnutrición prologada.

El autor advierte una cuestión interesante, las zonas productoras de cereales en Francia abastecen a las grandes ciudades, entonces también los jornaleros sin tierras que dependían de un salario como los artesanos urbanos empezaron a sufrir por el aumento del coste de alimentos. En lugares como Borgoña se produjeron motines para evitar que el cereal saliera de la zona.

Te invitamos que observes  el mapa que hemos tomado del texto,  observaremos tres regiones, la primera  se identificaba como la grande cultura, este es el granero cerealero de Francia. La segunda denominada la petite cultura, son pequeñas propiedades ubicadas en el macizo central, la dieta básica de esta región eran las castañas, insuficientes para una dieta y baja en calorías.   Es en esta región y en áreas rurales donde más violencia se produjo durante el año de 1789. Por último la tercera región cercana al mediterráneo, donde se ubica la producción de vitivinicultura, como el coñac de alta graduación y también vinos de baja graduación.

Bueno hemos finalizado un nuevo capítulo en donde Olwen Hufton, este nos propone una mirada desde la historia del hambre, la distribución y comercialización de los cereales para tratar de explicarnos la situación de los asalariados rurales y urbanos en el momento de la Revolución Francesa.

traducción al ingles

Hello everyone, my name is Diana Duart and with Francisco Colonna we welcome you to a new chapter of minimal stories produced by the Society and State Group, designed as a micro digital content and published on the Contributions channel of the History on the You Tube Platform.
Today we are going to discuss the article written by Olwen Hufton “Social conflict and cereal supply in 18th century France” that was published in the compilation directed by Robert Rotberg and Theodore Radd “Hunger in History”.
First, we are going to recover a problem: “what are the causes of the French Revolution?” One of the most classic explanatory axes is the increase in the cost of cereals that had an impact on the urban sectors of France, especially in the City of Paris, where the salaries of artisans were not enough to satisfy their diet, this led to enormous discontent among the salaried sectors. So the study of food prices and wages in France during the 18th century was one of the main objects of quantitative and economic history. Ernest Labrousse is considered one of the main promoters of this series of studies during the 50s and 60s.
In the 70s, this thesis was considered insufficient and attempts were made to address other issues that we are going to analyze.
Then this author tells us that the population of France in 1789, according to conservative estimates, had between five and six million more mouths to feed than in 1720. So this demographic increase was not compensated by an increase in cereal production.
What did increase was wine production and artisanal textile production that was exchanged for wheat from the Baltic and the Levantine region. The first conclusion is that cereal production in France could not supply its own market and depended on other markets for its supply. Up to this point the classic thesis continues.
Why could the local market not supply France with wheat, the author asks? He responds that a large part of the production of the cereal area in northern France is in the hands of small farmers who cannot improve and increase production or add unproductive land by technological means.
Later Ester Boserup in her work “the impact of scarcity and abundance on development.” I point out this issue:
“In the last centuries before the industrial revolution, short-term food shortages were serious, but they were not due to a lack of arable land, but rather to a lack of agricultural labor. Food became scarce because the non-agricultural population grew faster than the agricultural labor force.
Another element that she analyzes are the dietary patterns that have not changed throughout the 18th century and that will happen after the French Revolution.
Cereals are part of the basic diet. The bread was a type of cake, often made of rye, called Crackers. There are also dishes that contain oats, barley porridge, chestnuts or buckwheat and that are reinforced in spring or summer with vegetables such as cabbage, beans and various types of onions. As we can see, the author focuses on foods that could have complemented the diet, however he states that for the salaried sectors the absence of bread was synonymous with food insufficiency.
In speculative terms to be verified, Hufton understands that there are no famines like in the 17th century, but what he calls signs of prolonged malnutrition must be studied.
The author notes an interesting issue, the grain-producing areas in France supply the large cities, so also the landless day laborers who depended on a salary such as urban artisans began to suffer from the increase in the cost of food. In places like Burgundy, riots broke out to prevent grain from leaving the area.
We invite you to look at the map that we have taken from the text, we will observe three regions, the first was identified as the great culture, this is the grain granary of France. The second, called the petite cultura, are small properties located in the central massif, the basic diet of this region was chestnuts, insufficient for a diet and low in calories. It is in this region and in rural areas where the most violence occurred during the year 1789. Finally, the third region close to the Mediterranean, where wine production is located, such as high-alcohol cognac and also low-alcohol wines.
Well, we have finished a new chapter in which Olwen Hufton offers us a look at the history of hunger, the distribution and marketing of cereals to try to explain the situation of rural and urban wage earners at the time of the French Revolution.

 

Diseño de portada y gráfica: Florencia Benitez (Nobu Voyage)

Edición: Max Van Hauvart Duart ((Nobu Voyage)

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