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Las rutas comerciales en el Pacífico | Carlos Van Hauvart | Cap 14 | Historias coloniales
Guión por Prof. Diana Duart y Prof. Carlos Van Hauvart
El texto que te presentamos está pensado en torno al capítulo que publicó Ramiro Flores: “El secreto encanto de Oriente, Comerciantes peruanos en la ruta transpacífica (1590-1610)» en la compilación de Scarlett O´Phelan Godoy y Carmen Salazar-Soler; “Passeurs, mediadores culturales y agentes de la primera globalización en el Mundo Ibérico, siglos XVI-XIX”. (1)
Es muy importante poder comprender el rol que cumplió el espacio colonial americano como escenario de procesos económicos, sociales, culturales y políticos. No lograremos entender la lógica de los transportes de mercancías sino explicamos la articulación de las áreas atlántica y pacífica en los juegos de los intercambios que integraron Oriente, América, Europa y África.
La ruta comercial entre ciudades que los españoles construyeron en el Océano Pacifico revela la magnitud de la empresa. La costa del Océano Pacífico del continente americano conectó varios puertos, el más importante en el norte de América española fue sin dudas Acapulco y en el sur Lima (el Callao). El primero recibía las remesas de plata del área minera de Zacatecas, mientras el segundo del Real Cerro de Potosí. Puertos intermedios como el de Panamá, Guatemala, Guayaquil y Valdivia completan la conectividad entre ciudades portuarias del Continente americano en el Pacífico.
Por estos puertos salía la plata de los galeones de Manila que servían para pagar las mercaderías que se adquirían en Oriente y por ella ingresaban muchos de los bienes que abastecieron al floreciente mercado de la América española con productos suntuarios. En el otro extremo del océano se encontraba la colonia de Filipinas y su puerto de Manila que acercaba a la Corona Española al continente asiático y con ello a sus comerciantes al mercado de Oriente.
Rápidamente la ruta permitió realizar un comercio triangular entre Manila, Acapulco y el Callao. Los productos salían de Manila, llegaban a Acapulco y de ahí al Callao. Hubo intentos que fueron exitosos de conectar directamente el Callao con Manila, pero la Corona Española los prohibió a favor de los comerciantes de Acapulco.
Además, las Filipinas quedaron bajo la órbita del Virreinato de Nueva España (México). En suma la administración de Filipinas quedó ligada a México ya que esta se convirtió en una Capitanía General. La empresa de conquista y ocupación de Filipinas fue concretada desde Nueva España. Los comerciantes novohispanos protegieron esta relación mediante el monopolio que constaba básicamente de la idea de puerto único (Manila/Acapulco) y de navegación periódica “Galones de Manila”.
Sin embargo los comerciantes del Callao trataban por todos los medios posibles hacer letra muerta la ley que prohibía este comercio directo con la anuencia de las más altas autoridades del Virreinato del Perú. Muchos de estos productos llegarán a Tucumán vía Chile tal cual lo señaló el historiador argentino Carlos Sempat Assadourian.
Posteriormente, las autoridades del Virreinato del Perú y de Nueva Granada recibieron la Real Cédula de 1630 en la cual se prohibía el comercio entre Acapulco y el Callao de productos provenientes de Asia, cada vez más asfixiado por el sistema monopólico que intentaba imponer la Corona Española a favor de los intereses comerciales de Nueva España y que buscaba controlar la plata que salía de América rumbo a Asia. Las prácticas de contrabando aumentaron ante la preferencia de los consumidores americanos de los productos provenientes de Asia que de Europa, estos últimos muchos más caros y de menor calidad, de todos los productos los textiles fueron los más demandados.
Para los historiadores el comercio ilegal es muy difícil de cuantificar y verificar. El comercio legal se mide por la cantidad de barcos que entraban y salían de los puertos, el peso de cada uno, como su destino. Reconstruir la serie del comercio ilegal como vemos es muy dificultoso, se estima sin embargo que el volumen del contrabando proveniente de Asia fue muy importante.
El control que trataba de determinar la Corona Española con su política mercantilista y monopólica con respecto al comercio con Oriente, daño el comercio legal y muchas veces zonas productoras de alimentos veían imposibilitados exportar a otras regiones del mismo imperio español.
En síntesis, podemos ver que el comercio con Asia y la Corona Española estuvieron regidos por prácticas monopolistas y mercantilistas. Esto determinó el uso de la ruta Manila/Acapulco. Siendo estos tres momentos
- Manila, Acapulco y el Callao.
- Manila y el Callao (prohibido tempranamente).
- Acapulco y el Callao (prohibido en 1630).
La relación costo/producto/calidad determinó la preferencia de los americanos por los productos textiles europeos que ingresaban los comerciantes de Cádiz a las colonias españolas
El contrabando, si bien no es posible medirlo para verificar su impacto en los consumidores, es la queja constante de las autoridades españolas en América.
El autor cita tres fuentes para que veas la magnitud de los productos adquiridos en el mercado de Asia y que circulaban en la América Española. Te dejo una etiqueta para que puedas ir a www.aportesdelahistoria.com.ar y puedas ver el texto completo:
De China: “(…) son seda cruda, en mazo, fina de dos cabezas y otra de menos ley; sedas flojas, finas, blancas y de todos colores, en madejuelas, muchos terciopelos llanos, y labrados de todas labores, colores y hechuras, y otros, los fondos de oro y plata, sobre seda de colores y labores, mucho oro y plata hilada en madejas, sobre hilo y sobre seda, pero la ojuela de todo el oro plata es falsa, sobre papel, damascos, rasos, tafetanes y goruanes…”
De Japón: “(…) algunas sedas tejidas de matices, curiosas” y “todo género de cuchillería, muchos cuerpos de armas, lanzas, catanas y otras visarmas, curiosamente labradas, escritorillos, cajas y cajuelas de madera, con barnices y labores curiosas, y otras bujerías de buena vista…”
De India Portuguesa: “(…) clavo de especia, canela y pimienta, y esclavos negros, y cafres, paños de algodón de todos géneros, caniquies, bofetaes, casas y rambuties y de otros géneros muy delgados y preciados, ámbar, y marfil, ropa bordada de pita, en sobre camas
Edición
Max Van Hauvart Duart, estudiante FCSYTS-UNMdP
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