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Notas dispersas sobre Historia

Los Villafranca, falsificadores de Nueva España | Francisco Colonna | Cap 26 | Historias coloniales

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Los Villafranca, falsificadores de Nueva España | Francisco Colonna | Cap 26 | Historias coloniales

Guion por Francisco Colonna

Hola a todos y todas.  Nuevo capítulo de Historia Coloniales. Hoy les traemos la última de las historias seleccionadas de la obra de Sweet y Nash: el caso de Pedro Villafranca, falsificador, y Juana Gertrudis Navarrete, su viuda, ambos indios que vivieron durante el siglo XVIII en la zona de los valles centrales de Nueva España.

El relato de este matrimonio corresponde a la cuarta y última forma de resistencia que presentan los autores: esta es la supervivencia mediante la competencia. El orden social colonial, que determinaba actitudes y actividades a cada grupo social, se vio dinamizado por las distintas disputas que los propios actores tuvieron entre sí. La competencia entonces se presentó como una manera de buscar satisfacer intereses particulares y de mejorar la calidad de vida propia de los actores y los grupos coloniales.

Pedro Villafranca fue un cacique indio. Dicha condición le otorgaba el prestigio y el poder suficiente para diferenciarse del resto de su comunidad. Tal es así que tuvo el privilegio de obtener una educación que le permitió aprender a leer y a escribir.

Estas habilidades le permitieron destacar en una sociedad que tenía una característica fundamental: era una sociedad de litigios, es decir de una sociedad de enfrentamientos o disputas entre dos personas o partes en un juicio. El contexto novohispano hacía todavía más importante esta característica. Durante esta época, fueron muy importantes las disputas de las comunidades de indios por la recuperación de las tierras comunales perdidas en siglos pasados.

Por diversas causas, entre las que destacan las pestes, los hacendados fueron ocupando las distintas tierras desocupadas por los indígenas, transformándolas en tierras productivas para el circuito mercantil colonial. A través del proceso denominado composición, dichos hacendados regularizaban ante la ley la posesión no legítima de estas tierras que no le pertenecían. El conflicto entonces llegaba cuando las comunidades indígenas reclamaban dichas tierras, presentando documentos que acreditaban que en realidad les pertenecía.

Es en este contexto donde Pedro pudo sacar provecho de su educación y de su conocimiento del sistema legal, perfeccionando la actividad que lo haría “famoso”: la falsificación de títulos de posesión de tierras. Había desarrollado la técnica de escritura con gran habilidad, logrando imitar las formas de escribir, las formalidades propias de cada documento, ¡y hasta utilizaba una técnica que hacía parecer más antiguo al papel. Es de esta manera que Pedro se ganaba la vida, vendiendo estos títulos a las diferentes comunidades de indios que estaban deseosas de obtener la propiedad de sus tierras.

La muerte le llega a Pedro en 1761, en circunstancias sospechas y que no fueron nunca clarificadas. Pero lo sorprendente es que la historia no termina aquí. Porque, a la muerte del falsificador, es su esposa, Juana Gertrudis Navarrete quien tomará su posta.

Se desconoce si Juana efectivamente tomó el lugar de su esposo como falsificadora. Pero sí se poseen registros que dicen que, al anoticiarse de la muerte de Pedro, la viuda comenzó un recorrido por las habituales zonas de influencia de su marido con el objetivo de cobrar las distintas deudas que algunas comunidades mantenían con Pedro.

Para cobrar estas deudas, Juana le pidió ayuda a un hacendado, un tal Juan Antonio Asorrey, quien le ayudaría a fabricar nuevos documentos y registros que permitieran a la viuda cobrar lo debido a su marido (esto era necesario porque Pedro se había llevado a la tumba el escondite donde guardaba todos sus documentos). Es de esta manera cómo Juana pudo cobrar las deudas, aunque tuvo una gran consecuencia: Juan Antonio Sorrey denunció ante las autoridades coloniales de la zona este fenómeno de la falsificación, lo que complicó las distintas demandas de las comunidades indias sobre la posesión de tierras.

Para finalizar, algunas consideraciones a tener en cuenta. Retomando el rol de la competencia, los autores se preguntan: ¿Estuvo el accionar de Pedro motivado por la ayuda a las distintas comunidades? ¿O fue una forma de sacar provecho de la situación y la lucha de los indios por recuperar sus tierras? El caso parece demostrar que Pedro y Juana utilizaron su conocimiento y habilidades para asegurarse una vida mejor para ellos y su familia, y que no hubo intención concreta de ayudar a otras comunidades. Para concluir la idea, citamos a los autores sobre este aspecto:

“Su producto [falsificaciones de Pedro] fue instrumento, vital pero costoso, para el pueblo indio, y la necesidad del pueblo era la fuente de ingresos de Pedro. Se alimentaron uno al otro en una red para la supervivencia mutua aunque, a la postre, resultara inútil.”

 

Edición

Max Van Hauvart Duart, estudiante FCSYTS-UNMdP

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