Aportes de la Historia

Notas dispersas sobre Historia

Formas de matrimonio y parto de las primeras naciones en Nueva Holanda a través de Van der Donck.

Reservados todos los derechos de estas imágenes, esta puede ser reproducida en todo y en parte, transmitido, recuperado por cualquier sistema de información, con la cita académica correspondiente o el permiso de Aportes de la Historia.

Derecho de propiedad intelectual de Aportes de la Historia RL-2021-22230837-APN-DNDA#MJ

 

Introducción

Diana Duart (Grupo Sociedad y Estado, Depto.Historia, F.H.) y Carlos Van Hauvart (Colegio Nacional A.U.Illia, Depto. Ciencias Sociales, UNMdP).

Hoy en Aportes ponemos al alcance de nuestros lectores la traducción de un fragmento de la obra de Adriaen Van der Donck “A description of New Netherland” (1), de la cual se completaran diez pequeños capítulos.

Este texto es considerado como uno de los mejores trabajos sobre los inicios de New Netherland, básicamente producido para el lector de los Países Bajos como también para informar sobre las ventajas de ser colonizador.

Van der Donck fue un hombre crítico hacia la Compañía de Indias Occidentales, especialmente con muchos de sus Directores, y en concreto con Willem Kieft, por el trato a los colonos y como la compañía distribuía las tierras entre estos, como abogado fue más propenso a defender los intereses de los inmigrantes que a hacer cumplir las órdenes de los Directores . Criticó además la forma de gobierno que esta Compañía había establecido en esa región, prefiriendo que la Corona optara por la experiencia de los Países Bajos: La República.

Fue un incansable explorador que lo llevó a convivir con estas “naciones de nativos” como el mismo las denominaba,  Wilden, al no poder distinguirlas unas de otras. Observó detenidamente sus “existencias” y como cohabitaban con los recién llegados, cuestión por la cual se interesó sobre manera. Los tópicos de tratamiento son tan variados, pero están expuestos ordenadamente para quienes debían de alguna manera “imaginar” esas tierras salvajes en los Países Bajos en el siglo XVIII y especialmente para nosotros que vemos con los ojos de Van der Donck desde el siglo XXI.

Los lectores que deciden sumar la experiencia colonial holandesa al complejo entramado las múltiples experiencias coloniales, debemos estar agradecidos de la edición de Charles T.Gehrin y William A. Starna, el trabajo de  traducción del viejo idioma holandés al inglés moderno que realizó Diederick Willem Goedhuys y el prólogo de Russel Shorto, como a la Universidad de Nebraska y su imprenta.

Hemos traducido tres fragmentos; “Su forma del cuerpo y por qué se llaman wilden”, “Fare and Food of the Indians. Preparación y comida de los indios” y  “Of the dress and ornaments of men and women. Sobre el vestido y el adorno de hombres y mujeres”. Los cuales Van der Donck cita al principio del documento publicado.

Este se refiere a como las primeras naciones entendían el “matrimonio”, desde la propuesta, las bodas, los pretendientes y las causales de divorcio o simplemente el cambio de pareja,  que revelan en parte la libertad de elección. También nos explica como las mujeres parían en absoluta soledad.

 

Ways of marriage and childbirth

Habiendo cubierto la forma corporal y los cuidados, la vestimenta y los adornos, y descrito las viviendas comunales, ahora indicaremos las consecuencias sin las cuales todo lo que se relató antes se desvanecería, es decir, el matrimonio y sus consecuencias. Puesto que es el único sustento y continuación de todo el mundo, no se encuentra en ninguna parte una nación tan primitiva que no se beneficie de sus efectos y no haya conservado algunos de sus rasgos. En Nueva Holanda, entre los nativos originales -pues entre nuestra gente es lo mismo que en casa-, aún se pueden percibir apenas los primeros rastros del matrimonio, pero si éste ha de mejorarse, debe hacerse lo más pronto posible. Las palabras hombre y mujer, padre y madre, hermana, hermano, tío, tía, sobrina, sobrino, casado y soltero son bien conocidas y habituales entre ellos, y esto es una señal segura, aunque no se pueda aportar ninguna otra evidencia o prueba más directa, de que existe algo parecido al matrimonio. Para hablar más claramente, los indios se casan, y por lo general con una sola esposa, excepto los jefes o personas ricas y poderosas, que pueden tener dos, tres o cuatro al mismo tiempo, generalmente de las más hermosas y diligentes. Es notable que ellos, guiados sólo por la luz de la naturaleza, manejan de tal manera a sus mujeres que uno nunca oye o puede saber al preguntar si prevalece algún odio, disputa o discordia entre estas ellas, aun sobre la crianza de los hijos, los asuntos domésticos y las preferencias con respecto al marido, en lo cual siguen sólo su placer.

Las bodas no son tan ceremoniosas como entre la gente decente de este país, y el «hombre de a pie» de los indios puede ser tan informal como quiera. No observan ninguna edad definida para casarse y juzgan esto sólo por la competencia, que no se resisten a probar de antemano. Los matrimonios de jóvenes que se conocen a través de parientes mutuos se arreglan normalmente con el conocimiento y el consejo de estos últimos, con respecto a la familia y la posición. En el caso de las personas viudas o separadas, que son muchas, no es habitual involucrar a los parientes. El hombre, según la riqueza y la condición, debe presentar siempre algún regalo o tributo a su futura esposa, como la moneda nupcial de antaño y muestra de su compromiso mutuo. Pero si una viuda o un viudo se casan sin el consejo de los parientes y después no están de acuerdo,  o surge algún otro malentendido, el marido suele retirar las pertenencias de ella y desterrarla dee su cama, y si ella no se va por sí misma, la echa bruscamente de casa. Porque entre los indios no hay matrimonios tan firmes y vinculantes que no puedan ser disueltos de una vez y por completo por una o ambas partes, siempre que la mujer o el marido se extravíen o algún malentendido provoque el desamor. En efecto, en aquellos lugares es un hecho común y habitual, hasta el punto de que he conocido a hombres que habitualmente cambiaban de esposa cada año, a veces por poco o ningún motivo. También se ve que cuando se rompe un matrimonio o se cambia de pareja, es más a menudo cosa del marido que de la mujer. En un divorcio, los hijos siguen a la madre; muchas naciones cuentan la descendencia en consecuencia, también para mayor seguridad. En cualquier caso, cuanto más tiempo permanezcan los cónyuges juntos y mantengan sus votos matrimoniales, más loable y honorable se los considera.

 Durante el matrimonio, la prostitución y el adulterio se consideran de lo más vergonzoso, sobre todo entre las mujeres, que preferirían morir antes que consentirlo. Lo consideran aún más vil cuando se hace a la luz del día o en campo abierto, donde alguien puede mirar o el sol lo ilumina y, como dicen, lo ve. Ningún hombre conservará a su mujer, por mucho que la ame, cuando se entere de esa conducta. Sin embargo, si la mujer es soltera o no tiene pareja, no importa y puede hacer lo que quiera, siempre que acepte un pago. No se la culpa de lo que le ocurra, y nadie se escandalizará más tarde en proponerle matrimonio a la mujer en cuestión. También ocurre que una mujer libre cohabita con alguien durante un tiempo, siempre que la satisfaga y le dé lo suficiente, con quien, sin embargo, no desearía casarse. De hecho, se sienten orgullosas de tales enlaces y, cuando empiezan a envejecer, presumen de haberse acostado con muchos jefes y hombres valientes. Me asombró oír cómo las mujeres más tranquilas y firmes, de entre las más dignas, tenían un gran concepto de sí mismas cuando hablaban de tal conducta por su parte, como si fuera gloriosa y digna de elogio. Cuando una muchacha llega a la edad casadera -se habla de ella como madura- y, siendo todavía soltera, desea casarse, se cubre la cabeza, la cara y el cuerpo por completo, sin dejar ninguna piel al descubierto, como señal de su propósito. Entonces, por lo general, uno tras otro se presentan y le proponen matrimonio. Este es el procedimiento habitual allí, incluso para las chicas que tienen suficientes pretendientes, pero que desean proceder de esta manera para dar a conocer sus intenciones a todo el mundo y así mejorar sus perspectivas, ya que los hombres rara vez se declaran en vano.

Cuando están embarazadas, ya sea dentro o fuera del matrimonio, las mujeres indias se cuidan mucho de cualquier cosa que pueda dañar al feto. Rara vez experimentan días malos o dolorosos durante el embarazo. Cuando se acerca el momento, que calculan con bastante exactitud, y temen un parto fuerte o es su primer parto, algunas de ellas toman una poción de raíces y hierbas locales. Entonces suelen ir al bosque, aunque sea en pleno invierno, donde dan a luz sin ayuda. Para ello, prefieren un lugar tranquilo y resguardado, cerca del agua corriente, donde colocan una simple  pantalla de esteras y similar, habiendo llevado algunas provisiones. Si el niño es varón, lo sumergen inmediatamente en el arroyo cercano y lo dejan allí durante algún tiempo, incluso con tiempo helado.  Dicen que el niño debe endurecerse desde el principio para que crezca como un hombre valiente y un buen cazador. Entonces visten al niño y lo envuelven en ropa de pieles cálida y lo vigilan de cerca para que no muera accidentalmente. Tras pasar unos días más en ese lugar, regresan a su casa y a su familia. Es curioso que el confinamiento no les cause ninguna enfermedad ni ninguna indisposición duradera, ni tampoco mueren al dar a luz. La razón que aducen algunos es que tienen menos conocimiento del bien y del mal que nosotros y que también son menos pecadoras, ya que los dolores de parto no son naturales sino un castigo por el pecado impuesto a la primera madre. Otros sostienen que se debe al clima saludable, a sus cuerpos bien formados y a su tosquedad general. (2)

 

Traducción

Carlos Van Hauvart, Diana A. Duart.

Cita

(1) Van der Donck, Adriaen, A description of New Netherland, University of Nebraska, Lincoln and London, 2008, pag.175.

(2) Van der Donck, ob.cit., pp. 85:89.

Edición

Ihan Quiroz, estudiante CNAUI (UNMdP)

Código QR

[dqr_code post_id=»5380″]

Maxi-2

Volver arriba