Aportes de la Historia

Notas dispersas sobre Historia

Historias antárticas por Tamara Culleton

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Historias antárticas por Tamara Culleton

Guion Tamara Culleton

Comencemos un nuevo viaje poniendo rumbo sur para descubrir las particularidades de un continente poco mencionado: la Antártida. Antes de seguir las huellas de la presencia argentina en aquellas latitudes, nos acercaremos brevemente al continente, el último en ser descubierto y habitado.

La Antártida cubre una superficie aproximada de 14.000.000 de Km2, de los cuales solo el 1% son áreas libres de hielo. Es un continente extremo, contradictorio y una tierra de récords: es el continente más alto, más bajo, ventoso, seco y frío de nuestro planeta y el que posee la actividad glacial más dinámica del mundo.

Cuando hablamos de Antártida nos referimos a todas las tierras emergidas ubicadas al sur del Paralelo 60 º Sur. Sin embargo, cuando se utiliza el término Antártico incluimos no solo a las tierras emergidas, sino también a las regiones marítimas, cuyo límite externo es la denominada “Convergencia Antártica”. Esta línea imaginaria, también conocida como “Zona del Frente Polar” no es un límite fijo, ya que varía de acuerdo a la estación del año y a la Longitud considerada. El límite circumpolar marca el encuentro de las aguas polares, de menor temperatura y mayor densidad, con las aguas menos densas y más templadas de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico.

Es el único continente sin países. Legislado por el Sistema del Tratado Antártico, cuyas bases se encuentran en el Tratado Antártico. Este acuerdo fue firmado el 1 de diciembre de 1959 por las doce naciones con presencia en aquellas tierras (y mares). Además, estos países participaron de la primera experiencia colaborativa internacional: El Año Geofísico Internacional. Proyecto de carácter científico se desarrolló entre el 1 de julio de 1957 y el 31 de diciembre de 1958, entre los países participantes se encontraba la Argentina.

El Continente Blanco antes de ser descubierto fue imaginado, su existencia en el conocimiento humano se remonta a la Antigua Grecia. De hecho el término Antártida proviene del idioma griego, del término antarktikos que significa “opuesto al ártico” en alusión al Polo Sur. Ártico, vocablo también de origen griego hace referencia a la constelación boreal llamada Osa Menor en la que se encuentra la Estrella Polar que señala el polo Norte. Platón, Aristóteles y Ptolomeo esbozaron teorías sobre la existencia de tierras polares. Este último es quien bautiza a esta presunta masa continental como “Terra Australis Incognita” término que aparece en la cartografía a partir del siglo XVI.

El descubrimiento de la Antártida tiene varios relatos y se encuentra contextualizado en el proceso de exploración y búsqueda de nuevas rutas marítimas y comerciales que se dio entre los siglos XVI y XVII.

En el siglo XVIII se producen los primeros registros de la existencia de lo que hoy se conoce como zona subantártica, es decir el conjunto de islas que rodean al continente. La zona de los mares australes y en particular el Atlántico Sur, generaba mucho interés debido a las posibilidades de explotación de focas, lobos y posteriormente ballenas.

El momento de las grandes exploraciones conocido como “La Era Heroica” se inició en el siglo XIX, en consonancia con el proceso de exploración imperialista europeo. Durante el VI Congreso Internacional de Geografía, realizado en Londres en el año 1895, se acordó la necesidad de financiar expediciones para conocer el extremo sur de nuestro planeta. Este evento, junto con el VII Congreso Internacional de Geografía de Berlín en 1899 impulsó la investigación científica en la Antártida. Gracias a la experiencia de la expedición belga comandada por Adrien de Gerlache y la del noruego Carsten Borchgrevink, se tenía la certeza de la posibilidad de sobrevivir a las extremas condiciones del invierno antártico. Esto marcó el inicio del proceso de la definitiva “conquista” de la Antártida a través de una serie de expediciones épicas.

El Reino Unido impulsó el  “Año Antártico” lo que motivó el desarrollo de cuatro expediciones que fueron comandadas por el alemán Erich von Drygalski, el sueco Otto Nordenskjöld, el británico Robert Falcon Scott y el escocés William Speirs Bruce, a ellos se sumaría el francés Jean Baptiste Charcot. Fue el inicio de un período que culminaría con la conquista del Polo Sur disputada por Scott y el noruego Roald Amundsen, quien resultó ganador el 14 de diciembre de 1911. Posteriormente, a esta larga lista de exploradores polares se sumaría Sir Ernest Schackleton quien con su intento fallido de atravesar caminando el continente en la conocida como Expedición Transantártica Imperial en el Endurance, llevada a cabo entre 1914 y 1917, podría punto final a este período de la Historia Antártica.

 

Edición

Ihan Quiroz, estudiante CNAUI (UNMdP)

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