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La fundación de las ciudades coloniales | Carlos Van Hauvart | Cap 13 | Historias coloniales

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La fundación de las ciudades coloniales | Carlos Van Hauvart | Cap 13 | Historias coloniales

Guión por Prof. Diana Duart y Prof. Carlos Van Hauvart

Hola a todas y todos. Bienvenidos nuevamente al canal de Aportes de la Historia y a la serie sobre Historias Coloniales. Hoy trataremos algunos aspectos sobre la importancia de las fundaciones de las ciudades a partir de la mirada de Susan Socolow.

Los Castellanos fundaron ciudades y pueblos tempranamente en todos sus territorios, para 1580 se contabilizaron aproximadamente 225 y en 1630 eran 331. Las ciudades se ubicaron en aéreas mediterráneas como Córdoba y Tucumán o costeras como Buenos Aires y Montevideo entre otras.

Las características de las ciudades estaban establecidas por la Corona. Debería poseer forma de damero las manzanas tendrían forma cuadrada o rectangular, con un trazado de calles y veredas estrechas como todavía se puede ver en la actualidad.

En el centro de las ciudades estaría ubicada en la plaza  donde se practicaba el comercio y  se situarían los diversos inmuebles administrativos como los cabildos, que gobernaban las ciudades, además de los edificios  judiciales y  religiosos. En toda la América, que gobernaron los Castellanos, los Austrias y los Borbones puedes reconocer esta disposición. Imaginamos que estas buscando varias ciudades que sigan este modelo. Te damos una ayuda: las bellas Maimara, Purmamarca o Tilcara, entre muchísimas otras.

Los edificios administrativos eran muy parecidos entre ellos como los cabildos o los fuertes que se instalaban en las ciudades costeras. De los edificios públicos o privados que han sobrevivido podemos reconocer muchos estilos arquitectónicos. Los inmigrantes replicaban el estilo de donde provenían pudiendo en una ciudad saber de dónde estos procedían.

Muchas ciudades fueron fundadas varias veces porque la ubicación que se elegía no era la más adecuada por múltiples motivos o porque sufrían desastres naturales como inundaciones o terremotos. Otras se despoblaban y eran abandonadas.

Veamos que dice una de las ordenanzas citadas por Susan Socolow: “Las ordenanzas aconsejaban respecto a la elección de los sitios: el lugar donde se funde la ciudad (…) debe estar, en una elevación, donde puedan encontrarse condiciones saludables, suelo fértil y abundancia de tierras para la agricultura y el pastoreo, madera para combustible y construcción, materias primas, agua potable, habitantes nativos, un ambiente agradable, pertrechos y una vía principal abierta al norte”.

El abasto de las ciudades se fue convirtiendo en una cuestión muy sensible e imprescindible, con muchísimos conflictos entre las autoridades, los comerciantes y los dueños de chacras cercanas a la ciudad que abastecían de  alimentos diarios y frescos.

La sociedad colonial no era una sociedad igualitaria y se asemejaba a las áreas metropolitanas de Europa. Los denominados vecinos eran españoles o sus descendientes, los criollos blancos que se denominaba así mismo como gente decente y tenían el control de este mundo urbano a través del status social que manifestaba el estatus legal de la sociedad. Estos convivían con la “gente común”, estos eran descendientes de pueblos originarios, los esclavos o las castas. Esa  multitud de ascendencia racial mixta tal cual lo señala Susan Socolow.  Muchos de ellos podían ejercer las actividades que se le permitía, pero no residir en las ciudades ocupando los márgenes o bordes de las ciudades.

Los conflictos entre los vecinos y los que no lo eran empezaron tempranamente. Los primeros buscan controlar los abusos de alcohol, los desordenes en la vía pública y a los contrabandistas. Y en el Río de la Plata “a vagos y malentretenidos” que se reunían en las pulperías: esos lugares de abasto en donde además consumían bebidas alcohólicas y pasaban todo el tiempo jugando a las diversas formas de naipes a la taba entre otros.

Las dos grandes urbes  en el mundo colonial que reconocemos son México, hoy Distrito Federal y capital de Nueva España que se fundó en el lago Techochtitlan, capital del Imperio Azteca. Y Lima, Capital del Virreinato del Perú. La capital del Imperio Inca, el Cuzco, fue reconfigurada como una ciudad europea.

Muchas ciudades competían entre sí durante los Austrias, especialmente en términos  comerciales. Acapulco fue la elegida por Sevilla, gobernada por los Austrias, como puerto único para comerciar únicamente con Filipinas. Ventaja producto del monopolio comercial instaurado por esa casa gobernante desplazando a la poderosa Lima, que debía enviar su carga de plata proveniente de Potosí a Acapulco para ser transportada hacia Oriente. Lo mismo sucedía en el Atlántico donde Veracruz desplazó a La Habana o a Cartagena de Indias: la superfortaleza que defendía los intereses comerciales de los Austrias en el llamado mediterráneo atlántico o Antillas.

En el Río de la Plata, la marginal Buenos Aires se impuso a la mediterránea Córdoba y Santa Fé cuando los borbones en 1750 la eligieron como la capital del Virreinato del Río de la Plata. Buenos Aires se convirtió a partir de entonces en una ciudad poderosa, pero eso es otra historia.  

Edición

Max Van Hauvart Duart, estudiante FCSYTS-UNMdP

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