Aportes de la Historia

Notas dispersas sobre Historia

La muchedumbre y las revueltas en Europa (SXVIII) | Diana Duart | Cap 44 | Historias coloniales

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La muchedumbre y las revueltas en Europa (SXVIII) | Diana Duart | Cap 44 | Historias coloniales

Guion por Carlos Van Hauvart

El texto trata el estudio de las protestas y el rol que asumen las muchedumbres como grupos de “contacto directo” o “cara a cara” que se dan dentro de las manifestaciones políticas que podemos observar en huelgas, revueltas, rebeliones, insurrecciones y revoluciones.

El estudios se limita al arco temporal  que va de 1730 a 1850 y espacial en Francia con su revolución política de 1789 e Inglaterra que atraviesa el proceso de la revolución industrial.

Estas dos sociedades estaban transformándose, se cuestionaban las viejas instituciones que las gobernaban, los cambios que ocurrían en las ciudades y aldeas producto de la revolución industrial, el choque entre los viejos hábitos y las nuevas formas de pensar. Esas rupturas con el orden anterior estaban comenzando.

Rudé nos dice que hay que tener en cuenta tres aspectos cuando estudiamos a las muchedumbres.  El primero sus objetivos, seguidos de su conducta o acción y por último sus creencias. A ello se suman, la dimensión de la muchedumbre, quienes eran sus promotores, quienes la componían y quienes la conducían. Estos interrogantes nos permiten liberarnos de los estereotipos tan comunes cuando nos referimos a esta cuestión.

El autor nos señala que la muchedumbre ante los cambios producidos por la revolución industrial, modifica su forma de actuar ante los nuevos problemas que provoca la naciente sociedad industrial en la  geografía urbana, donde el conflicto toma forma de huelga y los obreros pretenden hacerse escuchar en sus reclamos, a  las que se suman las reuniones públicas masivas.

Estos disturbios también se dan en el mundo rural. Sin embargo los cambios aquí son vistos como una amenaza por los campesinos que reaccionan violentamente contra bienes materiales como cercos, molinos o granjas. Los miedos o temores ante determinadas situaciones son el combustible necesario para el rechazo a los cambios.

Veamos algunos ejemplos.  Entre 1700 y 1730, los campesinos en Francia enfrentaron innumerables problemas: prácticas feudales, hambrunas, baja de precios de los productos agrícolas como el trigo y la vid, la imposibilidad de pagar los impuestos, el cercado de los campos que les impedían pastar sus animales, entre otros. Durante esos años el mundo rural francés estuvo plagado de las llamadas revueltas del hambre. Miles de pequeños propietarios, aparceros, campesinos sin tierra fueron sus actores.

Sin embargo, entre 1730 y 1786 la situación mejoró para los campesinos, ya fueran pequeños propietarios, arrendatarios o trabajadores rurales. Pero ese ciclo de 56 años terminó en 1787 cuando las malas cosechas de cereales produjeron  escasez de pan, alimento principal en la dieta. Que afectó no sólo a los habitantes del mundo rural sino, también, a los habitantes de las ciudades que veían como aumentaba el precio de la harina y que, según Rudé, desempeño un papel importante en la crisis revolucionaria de 1789. El historiador Ernest Labrouse fue uno de los pioneros en estudiar el precio de los alimentos y los salarios y vincularlo con las revueltas. Se preguntaba qué capacidad de consumo tenían, con determinados precios y salarios, los sectores urbanos.

En Inglaterra los campesinos también afrontaban problemas. La figura del Señor Feudal había desaparecido, siendo reemplazada por el Terrateniente que gobernaba las aldeas que había en su propiedad, en su condición arrendaba tierras o contrataba campesinos asalariados. Muchos de estos terratenientes eran también comerciantes, muchos de ellos dedicados a la venta de productos textiles como el hilado y el tejido que se producían de manera casera en las aldeas ubicadas en sus tierras. Estos terratenientes tenían derechos políticos, estaban en el Parlamento  o era miembros del tribunal de la aldea. Proponían la legislación o actuaban como jueces.

Las revueltas se daban por escasez de alimentos por malas cosechas o por el alza de precios cuando estos eran exportados. También estas sucedieron cuando se aplicaban impuestos al consumo y cuando se intentaba detener el contrabando.  Entonces cuando el consumo era afectado por alguna legislación, los disturbios se habían sentir, como dijimos eran las revueltas del hambre. En donde se saqueaban depósitos, se incendiaban casas de comerciantes o se intentaba detener embarcaciones con productos agrícolas para la exportación.

Muchos de los que participaban de las revueltas obligaban a los comerciantes o molineros a vender al “precio justo”. 

 

Edición

Ihan Quiroz, estudiante CNAUI (UNMdP)

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