Aportes de la Historia

Notas dispersas sobre Historia

Plan del Teniente Coronel Don Enrique Paillardelle para llevar la guerra al Bajo Perú en 1813

FILIACION HISTORICA DEL PLAN DE CAMPAÑA CONTINENTAL
Plan del Teniente Coronel Don Enrique Paillardelle para llevar la guerra al Bajo Perú.

Biografia para consultar de Fredi Quispa Lima

Selección y comentarios para aportes de la historia, Diana Duart

Los planes y las estrategias militares que rodearon a la gesta emancipadora supieron ser objeto de controversias en cuanto a la autoría de los mismos. Las historiografías nacionales les asignaron a sus héroes la originalidad de aquellos proyectos. Más allá, de aquel debate, Los planes que hemos seleccionados para Aportes exponen con centralidad el peso del espacio geográfico sudamericano. Esta cuestión no dejaba de ser novedosa, varios funcionarios reales a lo largo del período colonial habían expuesto diversas peculiaridades en torno al desafío que representaba la ocupación, circulación y conectividad de la región. La construcción y las lógicas que adoptó el espacio, durante casi tres siglos, sirvieron de soporte material para la campaña futura que diseñaría el General San Martin. . Aportes decidio que sus lectores tuvieran los textos completos en forma de texto, los docentes podrán decidir que fragmentos son los mas apropiados para sus alumnos. (1)

Este Plan escrito por Enrique Paillardelle muestra lo inviable en cuanto lo técnico militar de seguir insisitendo en desalojar a los Realistas por el frente norte, señala además varias cuestiones de como encarar un proceso de rebeliones en los territorios ocupados por los Españoles en el norte del Ex Virreinato del Río de la Plata, especialmente cuando se refiere a la institución esclavitud «… podemos hacernos primeramente de cuatro a seis mil negros, quienes dándoles la libertad con la condición de tomar Armas a favor de la Patria, ofrecerán gustosos y con el mayor entusiasmo sus vidas en defensa de esta…» que por cierto no era novedoso y es el principal temor de los propietarios de esclavos con respecto a las Revoluciones Americanas, el jemplo de Bolivar y de Mexico estan presentes junto a la experiencia de Haití. Castelli tres años antes habían dado claras muestras  que sería una institución no tolerada en la América que florecería luego de la revolución.

Es significativo el esfuerzo que hace el autor para explicarle a Belgrano su  el plan para introducir armas  compradas a Estados Unidos o Inglaterra,  usando los puertos Ingleses, en la cuales involucra hasta al mismo Napoléon, maniobras que se muestran confusas y hasta risueñas, pero que estan expresadas con suma claridad por el autor que las cree factibles. Al final vemos el despecho que expone hacia las autoridades Españolas y como enuncia sus causas. Enrique Paillardelle como muchos hombres que participaron de las Guerras de Independencia fueron arrastrados a los enfrentamientos de las Guerras Civiles, un ejemplo de lo que no quería San Martín, quien lo convocó en Buenos Aires para instruir a los Oficiales en las «artes de la Matemática y la geometría». Opto abiertamente por Alvear que se enfrento con Artigas ocupando la Banda Oriental, en ese marco de conflictos civiles no fue desterrado como muchos que aparecían en las febriles conspiraciónes que se desarrollaban en Buenos Aires, su suerte fue otra,  fue fusilado en 1915. Casi desconocido y olvidado por las biografías de los hombres que participaron en las Guerras de Independencia y en los Conflictos Civiles presentamos su plan.   (2)


Guerra.

Exmo. Sup.m° Poder Executivo. El 5. de Agosto del presente año, me despachó el Sr. D. Manuel Rivero Regidor de la Ciudad de Arequipa, y el Cabildo de Tacna, a suplicar al Exmo. Capitán Gral. Sr. Don Manuel Belgrano, diese los auxilios necesarios para que aquellas Provincias declarasen su libertad, e independencia, y alarmadas sus fuerzas, pudiesen picar la retaguardia al Ejercito nominado del Rey ; mas no habiendo tenido a bien S. E. exponer Armas y un corto número de Gente a la travesía del Despoblado, me dió la orden de ejecutar el movimiento en virtud de que la Costa, no tenía nada que temer, pues el Ejercito de Pezuela, se hallaba sujeto con tenerlo al frente, para cuyo fin nombró al Sor. D. Manuel Rivero de Comandante General de aquellas Armas. Llegué a Tacna en ocasión que el Capitán D. Antonio Palacios se hallaba Comisionado de Pezuela para sacar de la Costa dos cientos Caballos, y cuatro cientas Mulas, y apurando mis pasos con este motivo pasé inmediatamente a Arequipa a dar cuenta de mi Comisión después de haber hecho esta diligencia con el Cabildo de Tacna y en vista de q. no les prestaba el auxilio que pedían, desmayaron algo los ánimos que se hallaban enteramente entusiasmados. Entregué la orden al Comandante Gral. Quien tornando la cosa con empeño me dio el oficio cuya copia acompaño a V. E. nombrándome de su Mayor General para que ejecutase en Tacna, y habiendo determinado el referido Palacios salir el 5 de Octubre de dicho. Pueblo con los doscientos Caballos herrados de pies y manos, y las cuatro cientas Mulas el día 3. Del mismo mes, moví ese Pueblo acompañado de varios sujetos que más despacio informaré a V. E. sirviéndome la caballada para montar mi Gente: mas habiéndose descubierto en Arequipa el intento del Sr D. Manuel Rivero, procedió el Intendente a la prisión de este, y los ciernas comprendidos en el asunto, con cuyo motivo, me desampararon todos los Pueblos, y en lugar de ayudarme movieron sus fuerzas contra mí. El día 7 del mismo mes, supimos la noticia de la desgraciada Batalla de Villcapugio, y para poderme resistir hasta saber la determinación del Exmo. Señor. General en Jefe, intenté dar la libertad á los Negros, lo que no pude verificar á causa de que algunos malvados me amotinaron la Gente, y no pudiendo castigar a estos por no tener como sostener mis determinaciones, me fue imposible tomar medida alguna para apoderarme del resto de la Costa. En fin al cabo de 28 días (en que intentaron los sediciosos tres contrarrevoluciones para prenderme y entregarme al sacrificio) me vi cercado por un lado con. 400 hombres de fusil que venias de Puno, por el camino de Torata, por el lado de Arequipa, y Moquegua con 325 hombres, entre ellos 120 de fusil los demás de Lanza, y dos piezas de á 4 y por el lado de Arica con 200 hombres, 120 de fusil, 50 de Caballería de Lanza, y 30 de Artillería con cuatro piezas, dos de á 4, y dos de á 6., determiné envestir a una de las Divisiones escogiendo la de Arequipa, por no tener Caballería. El 31 de dicho mes les presente la Batalla con 280 hombres, 110 de Infantería, y entre ellos 40. armados de votas de fuego entre Fuelles y Escopetas que se pudieron juntar en el Pueblo y sus cercanías, y los demás de Lanza, y 17o. de caballería de Lanza ; pero antes de salir los enemigos habían seducido algunos oficiales de esta, con cuyo motivo, a pesar de haber avanzado un cañón, y algunos Fuelles, me desampararon, y tuve que retirarme hasta Potosí, dejando aquel infeliz Pueblo entregado a la barbarie de nuestros contrarios, mas no se consiguió poco en lo que ejecuté en Tacna, con indecible peligro de mis ellas, y sentencia de muerte pronunciada contra mí como consta de los Oficios del mismo Pezuela, interceptados por el Exoro. Sor. D. Manuel Belgrano, pues a no haberle yo quitado
el enemigo los dichos 200 caballos y 400 mulas, en la infeliz acción de Aylloma (Ayohuma) no hubiera escapado uno de nuestros valerosos soldados, y combinando los medios más eficaces para remediar la total derrota que han sufrido nuestras Armas, y poder exterminar el Ejercito de Pezuela, no puedo menos que proponer a V. E. el Plan que más acertadamente se pueda ejecutar. La experiencia nos ha hecho ver que nuestras tropas no pueden vencer al Enemigo de Potosí para arriba, sino con mucha dificultad y peligro eminentísimo, y mucho más en el día que el contrario puede poner de seis mil y quinientos hombres de fusil. La costa occidental, nos ofrece un punto ventajosísimo donde con su natural adición y una Expedición de 1000 0 1500 hombres, podemos hacernos primeramente de cuatro a seis mil negros, quienes dándoles la libertad con la condición de tomar Armas a favor de la Patria, ofrecerán gustosos y con el mayor entusiasmo sus vidas en defensa de esta: podemos hacernos de más de mil fusiles que se hayan repartidos entre esos Pueblos podemos hacernos de mil quinientos a dos mil Caballos superiores, y haciendo un recojo de las Escopetas se puede montar hasta mil hombres de Caballería de Rifles, y las demás de Lanza y Pistola así verá V. E. que con mil hombres podemos formar un Ejército de cuatro a cinco mil hombres. En Tarapacá hay tres piezas de Artillería de Campaña, en Arica cuatro, en Moquegua seis, y en Arequipa, dos, son quince piezas de a dos, cuatro, y seis que es un número considerable de Artillería, y suficiente para un Ejercito; municiones hay en abundancia en Arica, Moquegua y Arequipa, caudales tampoco faltan, Gente sobra, y esa valiente y mucho más animada con mil hombres de nuestra tropas. En el día debemos procurar hacer la Guerra sirviéndonos de la Gente del Virreinato de Lima conservando la nuestra para los lances apurados. La ciudad de Arica, y su Morro es casi de igual naturaleza que el Peñón de Gibraltar, y fortaleciéndose se hace inexpugnable, por este medio entusiasmamos a los Pueblos del otro Virreinato, le quitamos á Pezuela los auxilios que recibe de esta parte y conservamos un puerto que puede ser útil para muchos casos, si se quiere encender el fuego más adentro, desde allí se introduce la libertad de los Negros hasta el mismo Lima, y pasando estos de más de 80.000 queda el Ejercito cortado, Lima cercado y el fuego metido en sus murallas. Si V. E. no aprueba la libertad de los negros siempre se puede poner el mismo pie de Ejercito que enunciado, y encendida la costa se correr la llama al Cuzco, y demás Provincia. Para conseguir un feliz éxito en esta empresa era menester que esta Tropa se condujese por Chile, y embarcándose en Valparaíso viniese a desembarcar en las inmediaciones de Arica, mismo tiempo que el Exmo. Sor. D. Manuel Belgrano se hallase con un Ejército de igual número en el punto de Suipacha o Tupiza, si el enemigo retrocedía sobre mí a la Costa, S. E. avanzaba á Potosí, si al contrario avanzaba a estos puntos yo me internaba por la Paz, y Oruro al dicho Potosí, si se mantenía firme en Potosí, y allí reunía su Ejercito mientras yo tomaba Puno el desaguadero, la Paz y Oruro, Su Excelencia venia por el Despoblado evitando con algunas marchas oblicuas ó, forzadas el encuentro con el contrario ejecutando yo lo mismo por mi lado. Si vuestra Excelencia por la atención de Montevideo no pudiese dar los 1000 hombres se pueden sacar quinientos de esa Capital, y Chile puede prestar otros tantos, y cuando no, Chile puede prestar todo el auxilio, pues le tiene mucha cuenta por el despacho de sus frutos. La invención del Telégrafo que se estableció en Francia en tiempo de la República, es una de las cosas más necesarias para la inteligencia de los Ejércitos y del Gobierno en estos casos, y según me ha dicho el Exmo. Señor D. Manuel Belgrano en Buenos Aires se halla un Plan propuesto por un Ingles que es bastantemente fácil para su ejecución. Las ventajas de un establecimiento de esta naturaleza son grandes ya para la combinación de varios Ejércitos, y ya por la prontitud con que esta el Gobierno a mano de prestar auxilios y dar sus órdenes. Por lo que hace a la falta de Armas que he oído decir sufre nuestra parte, se pueden poner los medios para traerlas de Países Extranjeros, si el Boston y la Inglaterra se niegan a darlas, con la Francia, creo que no sucederá lo mismo. Si la Inglaterra se mantiene indiferente y no quiere ni dar, ni quitar auxilio á las Provincias Unidas del Rio de la Plata, con un trato de esta naturaleza puede pasar cualquier Armamento que se le compre a la Francia, si no quiere permitir la Inglaterra que pase armamento ninguno con un Embajador, se puede suplicar á Napoleón, despache un par de Corvetas veleras que traigan cada una cuatro, o seis mil Fusiles que para el nada importa arriesgar una Expedición de esa naturaleza, y al Gobierno le interesa mucho cualesquiera de ellas que se logre. También se puede botar de Buenos Aires una Fragata o Corveta con pasaporte para la Isla Británica y un sujeto que vaya como de Embajador y siendo la distancia que hay de 7 Leguas de la Isla, a Calais, en lugar de entrar a Inglaterra entra en cualquiera de los Puertos de Francia, allí le pueden poner una Falsa quilla donde se acomode el Armamento y aunque la registren no le encontraran nada; si la encuentra á la ida cualquiera Expedición inglesa con el achaque de que va á Inglaterra no le pondrán ningún embarazo; si a la vuelta tiene siempre el mismo achaque y de este modo se puede conseguir el fin que se desea. Para lograrse mejor conjeturo ser ya útil que el Buque entrase en Inglaterra y tratase el Embajador que aquel Gobierno diese el Armamento que se solicitaba, sino lo daba tomaba el Buque los Pasaportes necesarios para su vuelta a Buenos Aires y esperando una noche de Viento hecho puede meterse en uno de los Puertos de Francia sin que nadie lo sienta. Si acaso Buenos Aires se ve demasiadamente apurado con un par de Fragatas a quienes se les ponga su hornillo pasaran libremente a donde quieran, que en lances apurados nada se puede omitir. Y aunque estas ideas no se le abran ocultado á la sabia penetración de V. E. por si acaso pudiese aprovechar alguna de ellas y fuese yo útil para el desempeño de cualquiera de estas comisiones, cuente V. E. que mi vida, y cortos alcances están prontos a sacrificarse en obsequio de la libertad y felicidad de la América, y aunque el Exmo. Señor D. Manuel Belgrano se ha dignado condecorarme con el grado de Teniente Coronel efectivo, no se dirige mi trabajo al premio ni a los empleos. Serví en Francia en la Marina desde el año de 1796, hasta el de1802 en cuyo término fui Alférez de Navío, y habiendo pasado con licencia del Rey en dicho a Lima, a acompañar a mi Sra. Madre a tomar posesión del vínculo de Sagardía, cita en dicha ciudad, murió esta hacen tres años, y sin más mérito que hacer nacido en Francia, declaró la Audiencia que no podía heredar. En Chuquisaca hay una Hacienda nombrada Colca correspondiente a dicho vinculo, y guando vine a hablar con el Exmo. Sr. D. Manuel Belgrano, con motivo de la Comisión arriba expresada en vista de la injusticia que se había cometido conmigo por aquellos Tiranos, mandó se depositase para que la Audiencia de Chuquisaca, me la hiciese entregar, pero con motivo de esta retirada también se ha perdido, y nada de esto me mueve sino un amor verdadero al suelo de mis antepasados como descendientes de esta América. Mi profesión es la del Ingenio y así en esta materia como en las demás que V. E. me contemple útil, espero desempeñarla con el honor y desinterés que he demostrado en esta ocacion. Nada necesitó el Exmo. Señor. D. Manuel Belgrano para que se moviese la Costa sino darme la orn. y esto fue suficiente para q. me arrojase á los peligros de que me he visto rodeado, y aunque quisiera poder hacer preste a V. E. verbalmente las utilidades de poner en planta mis proposiciones no lo puedo verificar sin expresa licencia de V. E. por hallarme al lado del Exmo. Sor. D. Manuel Belgrano.

Moxo. Noviembre de 1813. Enrique Paillardelle


(1) Archivo de la Nación Argentia, Documentos referentes al la GUERRA DE INDEPENDENCIA Y EMANCIPACIÓN POLÍTICA, de la REpublica Argentina, y otras secciones de Amércia a que coopero desde 1810 a 1826, Buenos Airesl Talleres Heliográficos Ricardo Radeaelli, Paseo Colon 1266, 1915, pp., (223-224).

(2) Reservados todos los derechos del Comentario de la autora. El contenido de esta publicación no puede ser reproducido ni todo ni en parte, ni transmitido ni recuperado por ningún sistema de información en ninguna forma ni por ningún medio. Sin el permiso previo del autor.

Edición y corrección: Van Hauvart Duart, Maximiliano L. Estudiante de Letras. FH, UNMdP

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Carlos-2

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